Qiao Mei se mantuvo callada y observó sin expresión.
—Luego, resultó que su padre se convirtió en mi mentor. Su padre también me vio crecer y era bastante cercano a mi padre, así que él le habló a mi padre sobre un compromiso... —la voz de Xia Zhe se iba suavizando cada vez más conforme hablaba.
Qiao Mei aguzó el oído cuando escuchó la palabra clave: compromiso.
—¿Los dos estaban comprometidos? Entonces ¿no soy yo... —Qiao Mei pensó que ella era quien había arruinado los planes de matrimonio de Xia Zhe y se sintió desconcertada por un momento.
—¿Qué cosas tienes en esa cabecita, aún no he terminado —dijo Xia Zhe extendiendo la mano impotente y le dio un golpecito en la cabeza.
Qiao Mei se frotó la cabeza sin decir nada.
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