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De vuelta a casa (Parte 1)

Durante el vuelo no dejo de sentirme inquieta, mi nerviosismo aumenta al grado de querer ir a vomitar, es solamente gracias a la pastilla que Jen me dio que me siento mejor. No entiendo bien porque estuve buscando excusas durante toda la noche anterior para no poder viajar, desde el clima hasta intentar dejar olvidado mi pasaporte en el apartamento.

Observo a través de la ventana las nubes sobre las que estamos volando, también veo el sol que recién comienza a salir, es simplemente hermoso, aquellas maravillosas vistas logran calmar un poco mi ansiedad. Todo esto radica en no querer poner un pie de vuelta en mi casa, hay tantos recuerdos allí que me atormentan, mis padres no quisieron vender la casa cuando Steve murió, a pesar de mi insistencia de no querer estar en ese lugar, desde que él no está se siente una vibra diferente en mi hogar.

Mamá intentó por unos días pasar más tiempo en casa, pero conforme se iba deprimiendo cada vez más comenzó a buscar más y más trabajo hasta que solo podíamos verla por la mañana antes de que ella fuera a dormir, por otra parte mi padre se ha enfocado más en su trabajo, él está completamente comprometido en encontrar a quienes asesinaron a mi hermano, no lo culpo a él por no estar tan presente, pero a mi madre sí, ella pudo acompañarnos más en el luto y quizás en sanar nuestros traumas psicológicos y secuelas provocadas por aquel fatídico evento, pero decidió no hacerlo, no le importamos lo suficiente como para tomarse las molestias. Steve era su mundo, Travis y yo siempre lo supimos y pudimos corroborarlo después de que él ya no estaba. En el fondo por algún motivo siento que me culpa por lo que pasó, después de todo fui yo quien salió por aquella ventana a buscar ayuda cuando nos dijeron que nos quedáramos quietos en el sótano. Espero al menos que algún día ella pueda perdonarme por aquel incidente porque yo jamás podré.

No sé qué es lo que me preocupa tanto, ahora que lo pienso, ella ni siquiera estará presente la mayor parte del tiempo, seguro que ella buscó tener aún más trabajo esta semana para no estar mucho en casa, al contrario de mi padre, quien pidió tener vacaciones para pasar tiempo juntos al igual que Travis.

Luego de lo que pasó ese día Travis estuvo en el hospital por algunas semanas, tuvo dos cirugías, después bajo tratamiento médico y psicológico, posteriormente vino la larga recuperación con fisioterapia. Los doctores dicen que tiene mucha suerte de que la bala no tocara alguna arteria importante, pero si daño la clavícula y fue por ello por lo que fue difícil su recuperación. A lo largo de este proceso estuve con él, mi madre trabaja en el mismo hospital donde estuvo internado, por lo que pasaba algo de tiempo con nosotros, especialmente los primeros días, luego fue alejándose cuando Travis ya estaba fuera de peligro.

Por otro lado, mi padre no regresó al trabajo hasta que Travis comenzó a tomar la terapia física para recuperar de una mejor forma el movimiento de su brazo, después de eso estuvimos de nuevo la mayor parte del tiempo solos, él pudo integrarse de vuelta a la universidad en cuanto se recuperó, ese era su último año así que logro graduarse sin problema alguno.

Mi historia fue completamente diferente, el primer día que regresé a clases me sentí agobiada por las personas a mi alrededor, había muchos que si bien, no era su intención hacerme sentir mal, con tantas preguntas sobre lo que sucedió me causaron gran angustia y ansiedad, yo no quería recordar lo que pasó y me rompí, me encerré en un baño a llorar hasta que Jen fue por mí, ese día fue el último al que asistí a la escuela. Llamé a mi padre llorando, él me dijo que si no estaba lista para volver a la escuela él lo entendía, me quedé en casa el resto del tiempo, luego encontré una escuela en línea donde podría recibir el título en dos años, cuando se lo mencioné a Jen ella misma se ofreció a cursarlo conmigo, aun no entiendo como sus padres dejaron que ella también dejara la escuela para unirse a mí el otro año en las clases virtuales. Yo iba a su casa para evitar estar en la mía lo menos posible, la habitación de Steve está frente a la mía, por lo cual tenía que recordarlo todos los días al salir de mi habitación.

Me avergüenza admitir que después de recibir atención psicológica, me recetaron un medicamento para ayudarme con mis síntomas de ansiedad, al principio no podía dormir y me sentía acechada todo el tiempo, llegó a tal punto que me desmayé luego de no dormir por un largo periodo del tiempo. Los medicamentos me ayudaron mucho al principio para regular mis periodos de sueño y controlar mis emociones, pero pronto se convirtieron es más que eso, era una parte de mi rutina diaria, a pesar de que el tratamiento ya había culminado; hacía lo que fuera para conseguirlas, las compraba en línea, a personas que conocía de la escuela que sabía que tenían acceso a ellas, hasta que un día sentí que necesitaba más y más para sentirme mejor.

Todo explotó una vez que Jen me llevó a una fiesta, yo había tomado dos pastillas ese día, el doble de la dosis recomendada, luego de un par de cervezas me desmayé.

Los doctores se dieron cuenta y, por ende, mi madre también lo supo. Me internaron un par de semanas en el hospital para desintoxicarme, al principio odié un poco a mi madre por eso, pero finalmente comprendí que era lo mejor para mí, al salir de allí, Jen estuvo a mi lado siempre, ella ha estado cuidando que no vuelva a recaer en eso, es una excelente amiga, no la cambiaría por nada en el mundo.

Apreciables pasajeros, favor de abrocharse el cinturón, estamos a unos minutos de comenzar el descenso. — Anuncia el piloto por el altavoz.

— Estuviste muy callada todo el vuelo. — Dice Jen buscando el cinturón para abrocharlo. — ¿Todo en orden?

— Si todo está bien. Solo estoy ansiosa.

— Todo va a estar bien, es tu familia y van a tener una semana muy agradable, vas a ver que así será.

— Sí, lo sé. ¿Le escribiste a tu padre? — Cambio el tema.

— Sí, ya está de camino al aeropuerto.

De camino a casa me relajo observando el camino, todo es exactamente igual a la última vez que estuve aquí, es como si el tiempo se hubiese detenido mientras no estaba.

— ¿Qué tal te está yendo en la universidad Kate?

— Bastante bien, de momento tengo las notas completas en mis tareas y exámenes, aunque no he dormido muy bien por los parciales.

— Ya podrás descansar cuando te gradúes. — Bromea. — Dayanne y yo queremos invitarte a cenar el jueves, espero no tengas planes para ese día.

— En lo absoluto, mis planes consisten en estar toda la semana en casa y dormir un poco.

— Venimos por ti a las 7pm, iremos a un restaurante de tres estrellas michelín que está a las afueras de la ciudad.

— Gracias señor Harris.

— No hay de que querida. Bueno ya estás en casa, salúdame a tus padres y a Travis.

— Lo haré, gracias por traerme, nos vemos el jueves.

Tomo mi maleta del baúl antes de entrar a casa, una vez me ve adentro el señor Harris arranca el auto para retirarse.

— Ya vine. — Digo en voz alta para que me escuchen. — ¿Hola?

Me quedo un momento en silencio para escuchar si hay respuesta, tras unos segundos me doy cuenta de que estoy sola, con este recibimiento realmente me siento como estar en casa. Suspiro para dejar salir mi frustración. Subo con mi maleta a la segunda planta, al fondo está la puerta de mi habitación, y justo enfrente la de Steve, la veo durante algunos segundos antes de girarme a abrir la puerta de mi habitación, todo está tal y como lo dejé la última vez que estuve aquí, incluso el perfume que olvidé sigue en el mismo lugar.

Dejo mi maleta sobre el taburete, antes de recostarme en mi cama, me quedo observando el techo unos minutos antes de levantarme de nuevo. Me pongo unas pantuflas para estar más cómoda, luego voy a la habitación de Steve, al tocar la perilla me dan escalofríos, respiro muy profundo para tranquilizarme un poco, no he entrado aquí desde hace mucho, creo que fue hace ocho meses, cuando estaba buscando su discman, era uno de sus objetos más preciados, a parte de su colección de discos.

Abro la puerta lentamente, la habitación es iluminada únicamente por la luz del sol que entra por la ventana, parece ser que nadie ha entrado aquí en mucho tiempo, los muebles están llenos de polvo, mi hermano era muy ordenado, esto no le gustaría. Voy a la cocina a tomar un trapo, lo humedezco con agua antes de volver a su habitación, limpio todos y cada uno de los muebles hasta que ya no tienen ni una sola partícula de polvo. Me siento en el suelo para descansar, uso la cama como respaldo, observo desde esta perspectiva los muebles de mi hermano, debajo del escritorio hay una hoja, solamente sobre sale la esquina, gateo hasta allí para tratar de sacarla con mis dedos y uñas, la arrastro poco a poco hasta sacarla. De este lado está en blanco, pero parece haber algo atrás, al darle vuelta mi corazón se enternece, es una fotografía de nosotros tres en nuestro primer viaje a acampar solos. Por primera vez al pensar en él sonrío, esto era lo que necesitaba en estos momentos, un recordatorio de que no todo en la vida es tristeza, sino que también hay momentos de felicidad, los cuales permanecen en la mente y el corazón.

— Kate. — Travis toca la puerta mientras me observa.

— Mira lo que encontré. — Le doy la fotografía.

Travis la observa en silencio, al recordar aquel día él también sonríe.

— Este fue el día en el que un mapache te robó la brújula ¿Recuerdas?

— Sí. — Me rio con él. — Nunca pudimos recuperarla.

— ¿Recuerdas también que un sapo asustó a Steve? — Continúa riendo.

— Es cierto, y a ti se te olvidó ponerte repelente en la noche y fuiste la cena de cientos de mosquitos.

— Si, ni me lo recuerdes. — Se estremece de tan solo pensar en ello.

— ¿Ya almorzaste?

— Aun no, creí que al venir los encontraría con una fiesta para darme la bienvenida.

— El vuelo de papá se canceló, no podrá venir hasta mañana, mamá tiene turno en el hospital y yo tuve que ir al trabajo unas horas, pero a partir de este momento estoy de vacaciones.

— Si, bueno... supongo que a mamá la veré quizás por la mañana y luego va a volver a desaparecer ¿No?

— Era una sorpresa, pero ya que, ella también pidió vacaciones, iremos a la casa del lago unos días.

— ¿Crees que estaremos devuelta para el jueves por la noche?

— Creo que regresaremos el jueves por la tarde ¿Tienes algo que hacer?

— De hecho, sí. Los padres de Jen me invitaron a cenar con ellos el jueves.

— Oh, bueno. Si, estaremos de vuelta para las tres.

— Genial, ¿Qué quieres comer?

— ¿Por qué no vamos a Mike's? — Sugiere.

Mike's es un lugar que solíamos frecuentar junto con Steve cuando salíamos de fiesta, allí fue donde aprendí a beber cerveza parada de manos, casi todos sabían que yo era menor de edad y aun así me vendían alcohol.

— Por los viejos tiempos. — Asiento emocionada.

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