Ella estaba sentada cómodamente en la alfombra, apoyándose en el sofá.
—¿Cerveza? —preguntó Joseph y ella negó con la cabeza.
—Ya tomé con Marissa —dijo Joseph al sentarse junto a ella.
—Lamento arruinar su noche de chicas. No pude resistirme —su mano rozó la mejilla de ella. Sophie giró su cara para besar la palma de su mano.
—No seas tonto. Marissa es un encanto, y nadie la entiende mejor que yo y viceversa.
—Hmm. Ahora estoy sintiendo celos —dijo frunciendo el ceño como un niño, pero sonrió cuando ella le dio una palmada en el pecho.
—Ustedes dos son las personas más especiales en mi vida. Respeto mucho a ambos —afirmó Sophie, apoyando su mejilla en su brazo.
A veces solía tener miedo. Ver la condición de Marissa empeoraba la situación. Nunca había creído en las relaciones y ahora el pensamiento de perder a Joseph solía darle palpitaciones.
—¿En qué estás pensando? —preguntó él en voz baja, y ella cerró los ojos al sentir cómo él le apartaba el cabello.
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