Había pasado bastante tiempo desde que Beatriz había visto a Rhys en persona por última vez. Pero ahora, al verlo de nuevo, era una experiencia abrumadora.
La intensidad de su presencia la golpeó profundamente, despertando una mezcla de emociones, tanto hermosas como horripilantes.
Sus ojos, su cara la obligaron a dar un paso instintivo hacia él, solo para contenerse en el último momento.
Una sensación de sofocación la invadió, como si el aire a su alrededor se adelgazara y su pecho se estrechara. Recordándole que se escondiera, sin embargo, sus pies permanecieron tercamente plantados donde estaban.
¿Es esto alguna especie de ilusión?, se preguntó, buscando una explicación racional.
Cerró los ojos fuertemente, contó silenciosamente hasta diez y los abrió de nuevo.
Para su sorpresa, él seguía allí, de pie frente a ella.
Su pánico se intensificó más fuerte que nunca.
—Hey —habló él suavemente.
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