Para cuando Chen Xuan terminó de fregar ollas y salió de la cocina, se escuchó un golpe en la puerta.
Chen Xuan fue a abrir y, para su sorpresa, la persona que estaba en la puerta era Meng Junchen. Su rostro se volvió inmediatamente sombrío.
—Así que tú eres Chen Xuan, ¿eh? Permíteme presentarme, mi nombre es Meng Junchen. Soy... ¡amigo de Jingting! —La sonrisa de Meng Junchen se curvó en las comisuras, su provocación era inequívoca.
—Ah, hola. Yo soy... ¡el marido de Jingting! —Chen Xuan se burló. —Esas simples palabras afirmaron su dominancia, dejando a Meng Junchen verde de ira.
Justo entonces, Han Jingting se acercó y vio a Meng Junchen; su expresión se tornó helada al instante.
—¡¿Qué haces en mi casa?! —Han Jingting reprendió a Meng Junchen.
—Jingting, ¿has olvidado? Acordamos ayer tratar algunos asuntos de la compañía —dijo Meng.
Meng Junchen había venido a propósito precisamente para molestar a Chen Xuan.
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