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-Esto es un problema -comento Raira mirando el pasillo vacío ante él, no esperaba que por distraerse dos segundos por un sonido el chico se las arreglará para entrar en un espacio fantasmal. Esos sitios eran casi como un universo alterno, un pequeño bolsillo entre el mundo de los vivos y el velo que separaba los mundos, donde los espíritus atrapados solían refugiarse, solo médiums muy poderosos lograban ver en esos sitios. Entrar en uno, eso era impresionante. -Que fastidio -suspiro apartándose los cabellos del rostro, y miro hacia donde el sonido que le distrajo provino, el chico estaría bien. Posiblemente.

 

Se adentró a la construcción prestando atención, percibió un leve sonido, casi como de cascabel. Avanzando con paso tranquilo llego a las escaleras que llevaban al primero de los sótanos, ese edificio se suponía tenia también estacionamiento subterráneo. Si recordaba la información que le dieron, cuando la tal "bruja" apareció aun no ponían el techo sobre el área. Inclino su cabeza un poco, antes de comenzar a descender sus ojos comenzando a despedir algo de luz mientras la oscuridad lo envolvía, no necesitaba de lámparas o luces para poder ver en ese sitio.

 

Arrugo la nariz cuando llego al último escalón, el sitio olía terrible, a algo pudriéndose, y el ambiente se sentía como estuvieras entrando a un pantano con agua espesa y viscosa.

-Brujas… siempre brujas -murmuro elevando su mano derecha frotando sus dedos como si tuviera agarrando algo en el aire - ¿cuánto rencor tienes que sentir para que te lleve a crear un hechizo tan desagradable? -avanzo con calma dejando caer su mano a un lado antes de internarse, a su alrededor comenzando a formarse una espesa niebla blanca, el aroma volviéndose más fuerte, los sonidos comenzando a elevarse, sonidos de metal contra metal, cadenas moviéndose.

-Aquí -la voz de Raira pareció resonar por el lugar levantando la mano de nuevo y moviéndose lentamente como si apartara una cortina y la realidad pareció distorsionarse alrededor de él se formó una habitación de piedra y madera, un sótano de una antigua casona, una vieja estufa de metal aun lado encendida, calentaba el ambiente, un sillón con respaldo alto verde y una mesa con un juego de té encima. Raira observo el sitio levemente antes de que el sonido de las cadenas le hiciera volver su atención a la figura en el sillón, estada en esta con su espalda encorvada en una dolorosa joroba, una mujer muy anciana se encontraba, vestida por completo de negro, un gran velo cubriendo su cabeza pero dejando ver levemente su rostro anciano de pálidos ojos sin iris, sus manos delgadas con piel como de papel tenían dedos innaturalmente largos aferraban una caja de madera sellada con será roja, toda ella sobre sus ropas estaba atada con cadenas. Abrió su boca soltando casi un gemido gutural, un líquido negro y espeso escapando de su boca sin dientes. El aroma a muerto volviéndose más intenso.

 

Raira no cambio de expresión mientras de pie frente a esa figura la miraba con aparente calma -Mira que hiciste, ningún rencor merece este pago -le susurro, y se acuclillo frente a esta para verle mejor, no reflejando el asco por el aroma o miedo por su apariencia -¿Siquiera dirigiste tu rencor al blanco correcto? -la mujer soltó un agónico sonido meciéndose un poco en su asiento, el ojiverde soltando un sonido de decepción, elevo su mano colocándola sobre la caja en las manos de esta, la figura se tensó y esta soltó un rugido su rostro deformándose a casi algo demoniaco lanzándose con intensión de atacarlo.

 

Este retrocedió de un brinco la caja en su mano, y con la otra de un movimiento casi delicado dio una bofetada a la criatura quien como si fuera golpeada por un camión salió volando con un sonido húmedo estrellándose contra la pared, las cadenas rompiéndose con un sonido de metal cayendo al suelo como campanas. Raira con ese ligero contacto, pudo ver en su mente una serie de imágenes de esa mujer en vida.

 

La antigua casa en esa propiedad, una casa hermosa, la hija de un español comerciante, una boda, el nacimiento de un hermoso hijo la mirada llena de amor y orgullo en la mujer. Una enfermedad, un mal negocio, la muerte llego tras cada uno, su padre, su esposo, su hijo. Una mujer solitaria llena de dolor, un banco sin corazón, llevándose los tesoros, su hogar, siendo llevada a un lugar de paredes sin vida. Caminando por las avenidas sus ropas negras mostrando su dolor, el perpetuo estado de luto, comenzando a reconocer la zona, su viejo hogar, aquel lugar tan feliz, levantando la mirada y descubriendo la destrucción de sus recuerdos, de sus memorias, la mente rompiéndose como su corazón en su pecho. Viejas enseñanzas, un sacrificio, sangre, huesos, mesclados con arcilla, clavos de hierro, símbolos tallados, solo quería hacerles sentir el dolor y rabia que sentía. ¿Por qué? ¿por qué le quitaron todo? ¿Por qué?

 

-La vida es cruel, no fue nada contra ti en específico, cosas pasan, malas o buenas, terribles o maravillosas. Uno es quien debe decidir si puede seguir a pesar de eso, o dejarse ahogar en la desgracia. Siento tu dolor, pero eso no te dio el derecho a causar dolor a otros, no cuando ni siquiera tenían que ver contigo -susurro fríamente Raira una luz brillante comenzando a devorar esas memorias y un fuego blanco comenzando a destruir ese cuarto como si se tratara de una fotografía dejando ver de nuevo el sótano a medio construir la silueta en el centro gritaba siendo envuelta en ese fuego blanco -Se terminó, hace años que falleciste, deja de aferrarte a ese rencor sin sentido, solo te torturaste por más tiempo, las almas de tu familia te han estado esperando por suficiente tiempo -la voz de este resonó por el sitio y la figura dejo de gritar solo quedando una luz blanca poco después que simplemente desapareció dejando el resto del sitio de nuevo normal. El aroma y la niebla habían desaparecido, y algo de luz se colaba por las ventanas bajas. Raira suspiro y miro a sus manos la caja de madera que comenzó a caerse en pedazos como ceniza, y asintió para sí, antes de asegurarse que no quedara nada de eso, y subió rápidamente a los escalones.

 

 

 

 

 

 

 

Kym jadeo cuando la figura de ese hombre se paró a pocos metros de él, sus ojos muy abiertos preguntándose donde estaba Raira en ese momento, cuando de pronto un gran alarido pareció resonar por el edificio entero, causándole cerrar sus ojos llevando sus manos con todo y cámara a sus oídos porque sentía que ese sonido le penetraba el cerebro. Todo quedo en silencio.

 

Abrió los ojos tentativamente y parpadeo varias veces cuando la luz del sol de la tarde casi lo deja ciego. Logro recuperar su vista, bajo sus manos mirando confuso alrededor y miro hacia atrás de el cuándo escucho el sonido de alguien subiendo las escaleras, confuso ya que no estaban antes hay. Volvió mirar alrededor, estaba en el tercer piso, y como recordaba del principio este no tenía tablones bloqueando la vista, eran solo columnas y cosas de construcción como ladrillos y sacos de cemento. Dirigió su muy confusa mirada hacia Raira que llego a su lado mirándole con calma elevando las cejas.

 

-Ya se terminó, esa alma fue liberada -le informo relajado, y luego hizo un gesto hacia su cámara y equipo - ¿conseguiste algo interesante? -le pregunto curioso. Kym miro a las cámaras en sus manos notando que estas estaban encendidas y grabando de manera confusa. ¿Qué fue eso? Se preguntó antes de que sintiera su cuerpo muy pesado y la visión se le nublara, alcanzo a ver el rostro de Raira cambiar de curioso a alarmado, antes de que perdiera la conciencia, un último pensamiento cruzando su mente.

"Espero no se rompan mis cámaras" antes de perder la conciencia.

 

Raira alcanzo a atraparlo antes de que se callera al piso, junto con su equipo, suspirando aliviado al ver que solo estaba durmiendo, no era sorpresa, entrar a un bolsillo fantasmal consumía energía, y al parecer esa alma le había dejado un mensaje, noto la grabadora en la mano del chico apagándola y deteniendo también las otras cámaras, sentándose del todo en el suelo, el chico con su cabeza en su regazo inconciente. Con tantas cosas que traía encima era difícil poder cargarlo, mejor dejar que recuperara algo de energía, y Raira también estaba agotado, necesitarían una limpieza antes de irse de ese sitio, además de tendría que purificar el sitio para que pudieran seguir la construcción.

-Eres un chico curioso -murmuro mirando al inconciente adolescente, antes de sonreír entretenido.

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