—¡Es obvio que no escuché bien! —exclamó Jack sobresaltado.
Violeta casi se ríe de su expresión. Estaba absolutamente sorprendido.
Y confundido.
—¿Cómo es que eso es una regla? ¿Por qué prohibirían algo así? —preguntó empezando a revolverse el pelo por la frustración— ¡No tiene ningún sentido!
—Bueno, yo no era la que hacía las reglas —respondió Violeta en su defensa. Le molestaba un poco que él reaccionara de esa manera sobre la forma en que ella tenía que vivir.
A ella tampoco le gustaba esa estúpida regla. Y muchas otras. Pero como no podía hacer nada al respecto, simplemente lo aceptaba.
Jack tardó un rato en recuperarse.
—Está bien. Haré lo posible por entender tu versión de la historia. Lo siento. Es que me tomó desprevenido —comentó Jack disculpándose al ver lo incómoda que estaba Violeta.
—No hay mucho que entender. No sé por qué prohibirían eso, simplemente es lo que hay —explicó Violeta en contra de su voluntad.
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