Trey Holmes estúpidamente se plantó frente al coche, mirando las ruinas, dudando de que su memoria la hubiera traicionado, pensando que había ido al lugar equivocado.
Se volvió hacia la ama de llaves que estaba a su lado, su rostro lleno de confusión. —¿Esto es... nuestra casa? —preguntó.
—Es... ¿verdad? La ama de llaves también estaba incierta.
—¿Hubo... una explosión?
Trey de repente se sobresaltó. —¿El jefe? ¿Dónde fue el jefe? —preguntó.
La ama de llaves estaba atónita, solo para ver un borrón antes de darse cuenta de que la figura de Trey había desaparecido.
Al mirar otra vez, vio que Trey ya había cargado contra las ruinas, buscando frenéticamente.
Mientras buscaba, llamaba:
—Jefe, ¿dónde estás? ¡No me asustes! Jefe...
Más de media hora después, Glen Wolfe, Simon Cooper, Trent Preston y otros llegaron apresuradamente al lugar.
Al ver la escena caótica, todos se agitaron.
Trent agarró a Trey, preguntando:
—¿El jefe? ¿Dónde fue el jefe?
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