Como patriarca de la familia Yang, Yang Jinhe ostentaba el poder supremo sobre la vida y la muerte en el clan. Incluso sus comentarios más insípidos estaban cargados de majestuosidad infinita. Además, su voz era fría, y su actitud era muy clara. Su pregunta retórica hizo temblar al Octavo Anciano.
—¿Tiene esta reunión algo que ver con Yang Chen? —preguntó Yang Jinhe.
Yang Jinhe no pretendía causar más problemas al Octavo Maestro Yang. Se paró con las manos detrás de la espalda, sentado en el asiento principal, y dijo con un tono autoritario:
—¡Yang Chen, ven aquí!
—Sí —respondió Yang Chen mientras se acercaba a Yang Jinhe.
Yang Jinhe sonrió y dijo:
—Yang Chen, no te muevas. Voy a examinar brevemente tu talento innato y tu físico.
El talento innato y el físico son esenciales para un artista marcial.
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