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Capítulo 12: ¿Ruth Amanecer trajo un hombre a casa?

—¡Cállate, no crees que ya nos has avergonzado lo suficiente? —rugió Ruth Amanecer, interrumpiendo a William Cole.

William Cole abrió la boca pero no dijo nada.

Ruth Amanecer ya no se molestó en prestarle atención a William. Sacó su teléfono y marcó a Dwight Brews:

—Hola, Dwight, ¿estás bien?

—Jaja. Estoy bien, ese chico no te hizo nada, ¿verdad? —La voz de Dwight sonó al otro lado, muy suave.

—Yo... lo siento, no esperaba que esto pasara —Ruth Amanecer se sintió algo culpable.

—Está bien, somos buenos amigos. Es natural para mí protegerte. Tienes que tener cuidado la próxima vez, es muy peligroso para una chica emborracharse fuera —Dwight la consoló con una risa.

Ruth Amanecer sintió calor en su corazón.

—Bien, pasa el teléfono a William, tengo unas palabras para él —continuó Dwight.

Ruth Amanecer se sobresaltó y dudó por un momento.

Aún así, le pasó el teléfono a William:

—Dwight quiere hablar contigo.

William tomó el teléfono. La voz de Dwight se escuchó:

—William, has arruinado mis planes. Eres un pedazo de basura, recuerda esto, no te voy a dejar pasar esto. En cuanto a tu esposa, si no tuve oportunidad esta vez, siempre habrá una próxima. Tres años de matrimonio y parece que nunca siquiera has tocado su mano, ¿verdad? No te preocupes, quizás solo me dé un pequeño gusto, jajaja.

La risa de Dwight estaba llena de burla.

—¡Maldición! Dwight, te atreves a tocar a mi esposa. ¡No hemos terminado! —William sintió la sangre subir a su cabeza.

—¿William, de qué tonterías estás hablando? ¿Estás loco? —exclamó Ruth Amanecer, arrebatándole el teléfono a William.

Dwight en el otro extremo ya había colgado.

Ruth Amanecer, enfurecida y ahogada en ira, no pronunció palabra y salió tormentosa del hotel.

Iba al hospital a ver cómo estaba Dwight.

William se sentó en el suelo, roto y abatido, sin darse cuenta de cuánto tiempo había pasado.

Salió del hotel y condujo de vuelta a la mansión que compartía con Ruth.

Justo cuando llegaba a la entrada de la mansión.

Allí estaba el BMW negro de Dwight justo frente a él.

—Ruth... —El corazón de William dio un vuelco. ¿Por qué traería Ruth a Dwight a casa tan tarde?

Apurado por abrir la puerta de la mansión, William vio un par de zapatos de cuero de hombre dejados justo en la entrada.

Parecía no haber nadie alrededor ya que las luces de la planta baja estaban apagadas.

Una luz brillaba desde lo alto de las escaleras.

Era evidente que Dwight había subido.

¡El segundo piso era el dormitorio de Ruth!

La frente de William latía mientras su mente zumbaba de ansiedad.

Se levantó para verificar qué estaba pasando arriba pero dudó, asustado de lo que podría ver.

En cambio, se hundió de nuevo en el sofá, encendió un cigarrillo y comenzó a fumar en silencio.

Un paquete entero de cigarrillos, diez cajas, doscientos palillos... William los fumó todos.

Con dolor de cabeza y ojos rojos, William mantuvo su mirada fija en la escalera.

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