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—¿Cómo que no sabes dónde han ido Troy y la chica humana? —preguntó Alfa Conrad a su guardia principal, aparentemente alterado. La confusión nublaba la mente del guardia, provocándole tartamudeos.
—Lo... Lo juro, Alfa, no escuchamos nada sospechoso. Lo único que encontré fue su teléfono roto —le entregó el teléfono a Alfa Conrad, quien frunció el ceño ligeramente antes de preguntar de nuevo—. ¿Crees que fue secuestrado?
—Temía decírtelo, pero eso es lo que el guardia de la puerta dijo cuando regresé de mi descanso. Mencionó que antes de quedar inconsciente, vio a dos hombres de negro —respondió el guardia principal.
—No me digas que tiene que ver con las mismas personas que atacaron a la Manada Piedra Amarilla. Ese ataque involucró a Luna Valerie, y solo los atacantes fueron eliminados. ¿Qué tiene que ver con nosotros? —expresó su miedo. Sería más fácil si conociera a los culpables, pero la falta de información le estaba carcomiendo lentamente.
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