Como cualquier otra noche, Amaya estaba acostada en su cama, su cuerpo estaba cubierto por la Niebla de color Negro y aunque tenía los ojos bien abiertos, no se movió ni un centímetro.
Frente a su rostro, había una Niebla de color negro. O eso es lo que cualquiera que mirase desde lejos vería. Sin embargo, si alguien observara esta niebla desde el ángulo de Amaya, verían el retrato de la cara de un hombre.
Había una sonrisa tonta en el rostro de Amaya mientras continuaba haciendo cambios en el retrato antes de volverlo a su estado normal.
—Como esperaba, si su nariz fuera un poco más afilada, no se vería bien en absoluto. Él es perfecto tal como es. —Amaya anotó y luego continuó agrandando los ojos de Nux.
—No, eso tampoco funciona. Necesito intentar algo más. —Sí, créalo o no, así era como Amaya pasaba la mayor parte de su tiempo.
Pensando en Nux.
Estaba más allá de la locura en este punto.
*Paso*
Mientras Amaya disfrutaba de su tiempo, de repente, su expresión cambió.
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