—Jódela —ordenó un caballero patrullero.
—¿Qué?
Era la mañana en Nule y el caos apenas empezaba. Frente a un molinero normal estaba una prostituta de unos 34 años. Tenía un aspecto promedio, pero mantenía su cuerpo en buena forma. Después de todo, vender su cuerpo era su trabajo.
—Hazlo ahora —ordenó el caballero.
—¡Yo... Q-qué estás diciendo?! ¡Tengo esposa! —El molinero retrocedió, también diciéndole a la puta que se pusiera algo de ropa.
—¿Esto es real? ¿Q... qué está pasando?
Se estaba formando una multitud en la zona. La gente hablaba de los actos vulgares que ocurrían en su vecindario.
Viendo que el molinero no cooperaba, el caballero desenvainó su espada. Otro caballero se acercó y gritó a la gente.
—Cualquier hombre que vea a una puta desnuda como ella debe joder a esa mujer ahí mismo. Esta es una orden del propio alcalde. Violarla resultará en pena de muerte.
Como para demostrar su compromiso, los dos caballeros apuñalaron rápidamente al molinero que dudaba.
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