Roy y Dalila se teleportaron a La Gruta del Duende. A medida que avanzaban, la oscuridad dio paso a una gran cueva que parecía rebosante de vida.
La cueva era un ecosistema en sí misma, repleta de flora y fauna. Gigantescos árboles y exuberantes verduras los rodeaban.
—Vaya, este lugar es increíble. Nunca he visto algo parecido —dijo Dalila, sin aliento.
Dalila estaba asombrada por su entorno. No era solo cualquier cueva - era un bosque encantador con un verdoso dosel de árboles y una frondosa vegetación alrededor. Incluso había un sol falso sobre sus cabezas, y se estaba poniendo. Parecía que se iba a oscurecer en La Gruta del Duende muy pronto. Se maravillaba de la belleza de todo, apenas podía creer que un lugar así pudiera existir dentro de una mazmorra donde los monstruos más débiles pero más avariciosos y viles existen.
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