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—Está bien, Eiko. El Kobold feo ya se ha ido —dijo Lux mientras le daba palmaditas al Slime bebé aún temblando sobre su hombro.
Eiko había sido sometida a la habilidad Miedo de Dragón, que Cadmus había usado para hacer que Colette y sus amigos perdieran su fuerza y voluntad de luchar.
Esta era la primera vez que Eiko se encontraba con un monstruo tan temible, así que no pudo evitar que su instinto natural se apoderara de su cuerpo cuando el Miedo del Dragón la golpeó.
Después de unos minutos más de consuelo, el Slime bebé finalmente se calmó mientras se escondía en la túnica de Lux, para sentirse segura y cálida.
—Aún así, eso estuvo cerca, Gran Hermano —dijo Colette. Si uno escuchaba con atención, podía rastrear el miedo persistente en sus palabras—. Si no tuvieras la medalla contigo, las cosas podrían haberse salido de control.
Helen, que estaba sentada al lado de Colette, asintió con la cabeza en señal de acuerdo.
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