—¡Maestros de espíritu oscuro!
—¡Precaución todos!
—¡Trajeron montones de monstruos!
—¡Corran por sus vidas!
William escuchó muchos gritos débiles, provenientes de la misma dirección hacia la que el equipo con el que estaba hace unos minutos se había dirigido.
—Qué pandilla de desafortunados idiotas —William movió la cabeza, sin saber si reír o llorar por su mala suerte.
Ese equipo caminó con él durante muchas horas sin que nada les sucediera. Y justo después de dejar su lado por unos minutos, terminaron en medio de una gran embestida de los maestros de espíritu oscuro.
—Hora de ver de qué están hechos estos tipos —William no reaccionó como alguien en su lugar lo haría, no se dio la vuelta ni retrocedió.
En su lugar, sacó sus cuchillos, sostuvo su espada en una mano y su arco en la otra. Estaba listo y preparado para darlo todo en cuanto apareciesen los maestros del espíritu oscuro.
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