Nysora tomó una respiración profunda, preparándose para proporcionar una explicación clara. —Mell, tú lo presenciaste por ti misma. Jugó sin esfuerzo con un Jefe de la Región Rango D como si fuera un juego de niños, justo delante de nuestros ojos. Y no solo eso, derrotó él solo al segundo Jefe de la Región y a un equipo de diez sin que ni siquiera nos diéramos cuenta.
—Y no olvidemos a estas bestias espirituales —intervino Arora. El hecho de que Raydon pudiera comandar las bestias espirituales del equipo enemigo como si fueran propias seguía siendo un misterio desconcertante.
—¿Y qué? —replicó Mell, aún sin captar la importancia detrás de estos logros. Para ella, solo demostraban el inmenso poder de Raydon.
Sin embargo, las siguientes palabras de Nysora arrojaron luz sobre la preocupación subyacente.
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