La absoluta oscuridad fluía hacia las alas del Ángel Caído Leviatán.
John finalmente obtuvo una vista clara de la totalidad del Reino Divino en el que estaba.
Aunque se llamaba Patio de Juegos de Leviatán, el espacio se parecía más a un purgatorio humano.
En el desolado y llano paisaje, extrañas bolas de carne de color púrpura oscuro crecían una tras otra.
Estas bolas de carne, que parecían tener vida propia, no dejaban de rebotar en el suelo.
El cielo era gris, con un viento racheado que llevaba rugidos intermitentes que rasgaban los oídos.
John frunció el ceño ligeramente al ver esto.
Sabía que esta escena era un reflejo del descenso de Leviatán a la oscuridad, su pura fe ahora completamente reemplazada por el mal caótico.
El Reino Divino de una Deidad generalmente refleja la alineación de la deidad.
Cuanto más peligroso es el ambiente del Reino Divino, más malvada es la Deidad que lo creó.
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