Se dirigió a la puerta y la abrió. Del otro lado, vio a Marco, Lyra y Madison. Todos parecían muy emocionados.
—¿Estás listo para ir? —preguntó Marco.
—Dame un minuto. Iré a buscar a mi compañero de cuarto —dijo Leo. Caminó hasta la habitación de Roland y tocó la puerta. La puerta se abrió en unos segundos y la cabeza de Roland asomó para ver quién era.
—¿Listo para partir? —preguntó Leo. Roland rápidamente abrió la puerta y salió. Estaba bien vestido y listo para irse.
—Mis amigos vinieron, así que ya podemos irnos —dijo Leo. Roland asintió. No tenía ninguna de la energía que la gente de afuera tenía. Cuando llegó a la puerta, Leo lo presentó a todos.
—Roland. Este es Marco, Lyra y Madison. Todos, este es mi compañero de cuarto —dijo Leo—. No perdamos más tiempo y vámonos.
Reconoció que Roland se estaba estresando porque aún no habían llegado. Salió del dormitorio y caminó hacia las arenas. Solo era una caminata de quince minutos, así que llegarían sin ningún problema.
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