Espineo había hablado en perfecto idioma humano sin ondas ni acentos raros en su voz. Uno pensaría que era humano si no fuera por sus rasgos distintivos.
Vértebras había asegurado entrenar a Espineo en cada aspecto individual desde su infancia. A pesar de hablar en idioma humano, era un sonido completamente diferente el que llegaba a los oídos de los civiles.
Era como si los artefactos estuvieran traduciendo automáticamente cada palabra que decía al idioma de la raza ósea, que la mayoría de los civiles entendería.
Quedaba muy claro que Vértebras se había preparado minuciosamente para este evento.
—Humano —los frentes de cada coche flotante se encendieron al unísono, sus luces iluminando directamente a Atticus. A pesar de la intensa luz del sol, las luces doradas eran aún muy visibles.
Si no había quedado claro antes, ahora era evidente que habían venido por Atticus.
—¡Has matado a nuestro tercer príncipe, Zekaron el Incansable. Ese agravio no quedará sin castigo!
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