Era bueno estar de vuelta…
Esa era la única palabra que podía describir cómo se sentía Zeras mientras estaba sentado entre su tripulación en el laboratorio. Era casi como si solo hubiera sido ayer cuando los había visto. Estaban justo como los había dejado, y fue entonces cuando Zeras se dio cuenta de la verdad de lo que había sucedido.
Quizás él fuera el único que había cambiado. Y también, Annalise podría haber cambiado un poco, pues Zeras la vio llorar por primera vez. Era algo que él nunca había pensado que fuera posible para alguien como ella. No tenía el nombre de La Analista Ardiente por nada.
El grupo había hablado y le habían hecho casi 3000 preguntas, a las cuales Zeras había respondido lo mejor que pudo, pero algunas eran mejor dejarlas de lado, y las esquivaba, sin proporcionar muchos detalles.
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