Esa pregunta seguía resonando en los oídos y la mente de Esperanza hasta que llegaron a la ciudad de Oriole.
Esperanza lo había conocido desde que podía recordar. Cuando empezó a recordar cosas, él había estado allí con su sonrisa y personalidad afable.
Pero, ¿qué es él para ella? Esperanza sabía que su familia no era normal. Infierno, ella misma tampoco era normal. A veces, veía cosas que otros no podían ver.
Aunque no tenía miedo porque ya había visto a Kace transformarse en su hermoso lobo blanco a temprana edad, o a Lana que se convertiría en su loba marrón y a Serefina, que a pesar de no poder transformarse en nada, Esperanza estaba mil por ciento segura de que era una bruja.
Esa es su familia y a Esperanza no le importaba.
De hecho, estaba bastante emocionada por tener una familia diferente a las demás, pero la forma en que intentaban restringir su libertad era algo que Esperanza encontraba más allá de irritante.
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