Cuando Rómulo presentó a Raine como su Luna, todas las personas dentro de la habitación la miraron de nuevo, pero aún así la trataron con cortesía como trataban a Torak y murmuraron sus saludos —Luna.
Esta vez Raine solamente asintió formalmente.
Por supuesto que la apariencia de Raine en este momento, es muy diferente de la imagen de una Luna que tenían en sus cabezas. Esta no era la primera vez y, al parecer, no sería la última.
Con el esponjoso conejo blanco en sus brazos y su delicado cuerpo junto con la vibración suave que emanaba de Raine, no es de extrañar que dudaran de ella como su Luna.
Aunque habían oído hablar de Raine, esta era realmente la primera vez que la veían en persona.
Había decepción en la manera en que miraban a Raine, ya que esperaban a alguien más fuerte y audaz como su líder, alguien que pudiera igualar la fuerte personalidad de Torak, especialmente en un momento como este.
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