—Entonces, ¿el ángel está buscando el grimorio de la bruja de sangre pura, junto con esa bruja? —Lucifer jugaba con un cuchillo en su mano mientras miraba a Aeon, quien estaba forjando una espada.
No importa la era, un herrero siempre sería un herrero.
Aeon se concentraba en el asunto que tenía entre manos e ignoraba a medias al diablo, quien no dejaba de molestarlo desde que había logrado establecer una conexión con Raine nuevamente.
Aunque fuera ignorado, Lucifer no dejaba de hablar. —¿Para qué necesitas este grimorio? —Aeon no le respondía mientras forjaba y doblaba el metal caliente en su mano.
—¿Sabes qué? Si ese libro existió en el pasado, entonces también debería existir en el presente. —Lucifer inclinó su cabeza para ver la reacción de Aeon.
Una sonrisa diabólica se dibujó en sus labios cuando vio que Aeon detenía lo que hacía y lo miraba con hostilidad. Sin embargo, cuando le preguntó a Lucifer, el diablo sabía que el guerrero sombrío había caído en su trampa.
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