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Cielos... ¡Este pervertido!

Emmelyn despertó mientras la luz del sol entraba lentamente a través de la grieta de la ventana del dormitorio. Se estiró y bostezó grande, luego abrió los ojos de uno en uno. Le llevó un momento a su mente recordar que todavía estaba en la cámara del príncipe heredero.

Espera... Ya no es solo la cámara del príncipe heredero sino de ambos juntos.

¿Acaso Marte no dijo ya que Emmelyn se quedaría aquí con él mientras estuviera sujeta a su acuerdo?

Emmelyn frunció el ceño cuando de repente se dio cuenta de que su cuerpo no tenía frío, aunque la temperatura en las mañanas de otoño solía ser bastante baja.

La chica se dio cuenta de que una manta gruesa y cálida le cubría el cuerpo cómodamente.

No es de extrañar que no sintiera nada de frío. Al parecer, estaba tapada.

A todo esto, ¿quién la había tapado con esta manta tan agradable? ¿Fue aquel príncipe sinvergüenza?

¿Dónde encontró las mantas? ¿Acaso Emmelyn no tuvo anoche buscando una manta en cada rincón de la habitación sin poder encontrarla?

Espera un minuto.

¿... Marte escondió todas las mantas?

—¡Aaaaaahhhh...!

—¡Bastardo! —exclamó.

—¡Pervertido! —murmuró con indignación.

Emmelyn pudo adivinar inmediatamente que el príncipe pervertido debió hacerlo a propósito para que Emmelyn tuviera frío y se viera obligada a abrazarlo mientras dormían para obtener algo de calor.

El grito molesto de Emmelyn atravesó el aire y se escuchó hasta los terrenos del castillo donde Marte estaba entrenando con sus hombres.

Todos los soldados que estaban practicando con sus espadas detuvieron inmediatamente sus movimientos e intercambiaron miradas.

Aquel grito otra vez, pensaron al unísono.

Ayer por la mañana, su entrenamiento también se interrumpió por el sonido de ese mismo grito. El príncipe heredero los dejó apresuradamente para averiguar qué le había sucedido a la chica.

Sospecharon que ayer la chica estaba bien porque no escucharon ninguna noticia sobre criminales que entraran al castillo o que algo trágico hubiera sucedido.

Entonces, ¿por qué gritó de nuevo esta mañana?

Marte también pensó lo mismo. Ayer por la mañana se sobresaltó de muerte cuando encontró a Emmelyn gritando histéricamente en su cámara y pensó que ella moriría pronto. De hecho, resultó que la chica había asumido erróneamente que estaba afectada por la maldición de Marte.

Emmelyn pensó que su mano inerte era una señal de que estaba impactada por la maldición sobre Marte, y que todo su cuerpo seguiría el mismo camino y quedaría paralizado antes de que finalmente muriera.

Cuando en realidad ella solo estaba... ahh.

Cuando su mente volvió a lo que sucedió ayer por la mañana, Marte sonrió ligeramente. Se sentía culpable hacia Emmelyn por haber utilizado secretamente su mano ayer para ayudarlo a liberar su urgencia.

Ejem...

—Ustedes sigan entrenando —dijo Marte a sus hombres. Iba a comprobar qué le había pasado a Emmelyn. Sin embargo, no entró en pánico como ayer. El hombre podía adivinar que la chica estaba gritando de la impresión, no debido a un ataque de un delincuente o porque estuviera en una situación de riesgo de vida.

Por eso ahora sus pasos eran calmados, casi pausados. Marte envainó su espada y caminó hacia el castillo, hacia su cámara.

—¿Qué pasa? —preguntó Marte al llegar a la puerta.

Emmelyn, que estaba estirándose, giró inmediatamente la cabeza hacia la dirección del sonido. Sus bellos ojos se estrecharon instantáneamente cuando vio al príncipe.

—¿Escondiste todas las mantas anoche? —La chica cargó sin más preámbulos. Marte miró a Emmelyn con expresión divertida.

[¿Por qué es tan bonita esta chica? Incluso cuando está enfurruñada y murmurando, se ve aún más atractiva.]

—¿Por qué sonríes? —preguntó Emmelyn sorprendida. Luego se miró a sí misma, luego tocó su rostro.

¿Había algo mal con su apariencia? ¿Por qué este bastardo sonreía como si viera algo gracioso?

—Está bien —dijo Marte casualmente. Inclinó su barbilla hacia Emmelyn—. Por cierto, veo que tu mano ya se recuperó.

—Eh...?

Emmelyn recién se dio cuenta de que Marte tenía razón. Su mano derecha, que estaba tocando su cara, fue luego bajada y la miró detenidamente.

Parecía que de verdad ya se había recuperado. Su mano tampoco cambió de forma ni experimentó ninguna anomalía.

¡Todo se veía bien!

¡Eso significa que Marte tenía razón cuando decía que Emmelyn no moriría por la maldición que le había tocado a él!

Uf...

Emmelyn suspiró aliviada. Resultó que realmente no estaba afectada por la maldición. De inmediato se olvidó de las mantas que Marte había escondido la noche anterior. Estaba demasiado feliz por el hecho de estar viva y sana. La chica se levantó de la cama y se acercó al hombre.

—Tengo hambre —dijo—. Vamos a desayunar.

La temperatura fría le provocaba hambre fácilmente. Cuando se dio cuenta de que estaba bien, Emmelyn se animó y solo recordó que necesitaba comida.

—¿Vas a desayunar... vestida así? —preguntó Marte.

Emmelyn miró hacia abajo y se vio a sí misma. Ahh, recién se dio cuenta de que aún vestía su camisón de la noche anterior. Sí, sería mejor que se cambiara a un vestido antes de bajar a desayunar.

—Voy a cambiarme. Espera afuera —dijo Emmelyn. Empujó el cuerpo de Marte hacia la puerta y lo fulminó con la mirada—. ¡Ni se te ocurra mirar!

Después de asegurarse de que Marte estaba de pie detrás de la puerta, Emmelyn revisó rápidamente los vestidos disponibles para ella en el armario.

Ayer, las criadas la ayudaron a vestirse porque su mano derecha todavía estaba inerte, pero ahora ella podía cambiar de ropa por sí misma.

La chica eligió un vestido amarillo sencillo de seda. Hmm... la persona que eligió sus atuendos tenía un sentido de la moda decente, pensó.

Emmelyn vio que de los seis vestidos disponibles para ella en el armario, todos ellos eran de alta calidad y tenían diseños exquisitos.

Después de vestirse, Emmelyn abrió la puerta y salió hacia Marte.

—Vamos a comer. Tengo hambre. Después del desayuno, quiero hacer algo —dijo Emmelyn.

—Hmm... —Marte asintió. Estaba a punto de caminar hacia el comedor, pero luego recordó su propósito al venir aquí, dejando a sus hombres que entrenaban en los terrenos del castillo. Tocó el hombro de la chica y la miró de cerca a la cara—. A propósito... ¿por qué gritaste antes?

—¡Bastardo! Escondiste todas las mantas anoche, ¿verdad? —la chica exclamó, golpeando la mano de Marte en su hombro—. Insolente. ¿Querías que me congelara hasta morir?

—No tenías frío anoche cuando me abrazaste —Marte contraatacó, entrecerrando los ojos peligrosamente—. ¿Estás negando el hecho de que fuiste tú quien se aprovechó de mí anoche? Yo estaba durmiendo plácidamente, pero tú te colaste y te pegaste a mí como un imán toda la noche.

—Eres el pervertido y escondiste las mantas a propósito para que yo sintiera frío y te abrazara. ¡Maldición! ¡Pervertido!

—No las escondí. No te molestaste en preguntarme dónde estaban todas las mantas —dijo Marte casualmente—. Pensé que solo necesitabas una excusa para abrazarme.

Emmelyn estaba realmente furiosa al escuchar las palabras de este hombre sin vergüenza. En toda su vida, nunca había perdido una discusión con nadie. Tenía la lengua más afilada, y nunca se reprimía con sus palabras. Sin embargo, hoy no podía ganar su argumento.

—¡Ughhhh... tú! —Finalmente, la chica solo pudo pisar fuerte y golpear el hombro de Marte, luego caminó irritada hacia el comedor.

Marte aún podía escuchar a la chica maldecir delante de él.

—¡Cielos... este pervertido!

Al escuchar su voz irritada, Marte no pudo evitar sonreír.

De alguna manera, hacer enojar a esta chica le daba felicidad. Simplemente se veía tan linda cuando perdía los estribos.

>>>>>>

De la autora:

Y... vuelven a las riñas. ^^

El próximo capítulo probablemente tratará de ellos comiendo... luego teniendo sexo, y luego... jajaja. Es broma. En el próximo capítulo, habrá un invitado sorpresa que llegará al castillo. ¿Quieren adivinar quién es?

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