—Dijiste que no querías derramamiento de sangre —dijo Harold calmadamente a Alicia, quien estaba esperando una explicación sobre lo que acababa de suceder en la sala de asamblea.
Ahora ambos estaban en la cámara de Harold, solos. Excepto por Alvin, que todavía estaba durmiendo en la cama. En cuanto a Paulina, no tenían idea de dónde se estaba escondiendo, y Susan todavía dormía profundamente en su cámara.
—¿Qué sucedió? ¿No dijiste que ella había muerto? ¿Por qué de repente dijo que fue la reina? No fue la reina, ¿verdad? —preguntó Alicia una ráfaga de preguntas, ya que lo que acababa de suceder no tenía mucho sentido para ella.
Harold casi se rió, recordando la reacción de la reina cuando Agnes la señaló como la verdadera culpable. La mujer se volvió loca, arrancando el cabello a Anne y pidiéndole que dejara de mentir antes de que la matara. Fue bueno que hubiera gente presente para salvar a la pobre criada de sus garras.
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