—Su Gracia, la Reina quería tomar el té con la Duquesa en el invernadero —dijo un sirviente después de que terminaron de rendir respeto a los difuntos. Estaban a punto de irse—. Y Su Majestad, el Rey, la invita a usted a los jardines.
Rosalind miró a Lucas. Los dos podrían haberlos invitado juntos. En cambio, les han dado una invitación por separado.
—Yo personalmente llevaré a mi esposa ante la Reina antes de visitar al Rey —respondió Lucas. Desde que llegaron, nunca soltó su mano ni una vez. Por supuesto, esto no era un problema, ya que tenerlo cerca la hacía sentir más segura. Poco después, la llevó al invernadero antes de irse.
—Su Majestad —Rosalind hizo una reverencia ante la mujer sentada en el mismo lugar donde se sentó la primera vez que Rosalind visitó el lugar.
—Duquesa, por favor tome asiento. La Reina sonaba gentil —. Parece que te has vuelto aún más bella —continuó la Reina Aurinda.
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