Se necesitó uno de los pájaros atrapados para crear grietas en las paredes de hielo y hacer que Garan retrocediera.
Él frunció el ceño, queriendo acabar con los pájaros por haber interrumpido sus besos. Pero entonces sintió que su esposa le daba golpecitos en los hombros, devolviendo su atención.
—Estoy lista —dijo ella—, y él solo pudo suspirar y seguir sus deseos.
El monstruo que primero había salido de su corral era naturalmente el más fuerte. Era un monstruo de nivel 10 y, por la forma en que se liberó de su encierro, en marcado contraste con los otros dos que seguían atrapados cómodamente, demostraba cuánto más fuerte era.
—Tendré que debilitar mucho a este —dijo él y Altea asintió, sin ser tan arrogante como para pensar que sabía más que su marido en esto.
Y así, Garan lo debilitó un poco más que a los demás. Eh, no, estaba tan debilitado que Garan dejó un patético 20% en su vida.
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