"¿Puedo unirme a ti?"
Damon se sobresaltó al escuchar la voz de Talia, aunque sabía que se acercaba a él. Damon estaba mirando un punto imaginario en el horizonte, y el ensordecedor sonido de la cascada debajo de él silenciaba cualquier otro ruido, pero era consciente de la presencia de Talia.
—Por supuesto —respondió mientras se deslizaba hacía un lado para hacer espacio para Talia en la misma roca.
Talia se sentó junto a Damon, y su boca se abrió ligeramente mientras tomaba en consideración el panorama. El acantilado era más alto de lo que ella inicialmente pensaba.
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