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La esposa y la búsqueda. La pequeña demonio Libia. Seguimos en el bosque. Mikonos y los demás continúan sin mí. -

La esposa y la búsqueda. La pequeña demonio Libia. Seguimos en el bosque. Mikonos y los demás continúan sin mí. -

No solo hay vida, aquí, la hay en otros lugares remotos, tan cercanos y tan lejanos. Y todos al final coincidimos en que somos una humanidad.

La pequeña estaba allí, un tanto temerosa. Su color rojizo, era increíble. Y su rostro parecía de una dulce niña. Llevaba un atuendo, como el que usa una doncella en la edad media. Un vestido que llegaba a sus pies, y un listón en su cuello. Zapatos marrones cual botas, y una cadena como collar en su antebrazo. En su cabeza un gorro circular en formato de boina podía verse como un cuerno en su cabello. No podía dejar de pensar que estaba, frente a un extraterrestre vestido de cenicienta, ¿pero que había de extraño? Gaia, también lo es, y Luna. Mikonos, Tristán, y vaya saber también otros que haya en el planeta tierra. En fin, estoy aquí, y estoy atrapado en un orificio oscuro, profundo entre rocas, hay otro

agujero. Arriba hay unos gusanos, más arriba hay otro monstruos. Y aquí, me hace compañía una niña de color piel roja, y cabello plateado ¡Vaya aventura!

- Sigue disparando Gregory – Le dijo Mikonos corriendo a su par,

hasta que llegaron a la zona libre. La barrera aún no se había activado.

 

 

 

 

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- ¡¡Debemos regresar, por Júpiter!! – manifestó gritando,

Gregory – Está en peligro.

- No te preocupes por él, tiene la lanza. Es la mejor arma para

alejar estos monstruos. –

- ¡¡¡Pero, Júpiter, es solo un civil, historiador!!! – Expresó con

enojo. Mikonos lo observó como si no importase.

- Júpiter, no es un ser ordinario. – Le dijo con una risita –

Mantente tranquilo, estará bien. Luego lo localizaremos. ¡¡¡Vamos por allá – Señaló entre unos árboles. Allí se encontraban., las aves Grimorias.

- ¡¡Rayos!! ¿Qué es eso?

- Son las aves Grimorias. Los insectos les temen.

- ¡¡Perfecto, pero….!!

- Son amigables, en cierto punto, sino te metes con sus huevos,

y crías.

- ¡¡Nada me deja tranquilo en tu planeta!! -

- ¡No te preocupes, sigue corriendo, falta poco!

- Josefina por aquí – Tristán, la llevó de la mano a donde unas

malezas.

- ¡¡No puedo correr!!, ¡¡Mi pie!!

- ¡¡Haz un esfuerzo!! – Gritó Tristán – ¡¡Debemos abrir camino!!,

¡¡En esa dirección!! - Y señaló a las montañas. Un escarabajo los embistió delante de ellos. Tenían a la gran bestia en su frente. Tristán sacó su espada, y fue directo a él cortando parte

 

de su cuerpo. Josefina intentaba dispararle como podía. –

 

 

Josefina, huye de aquí, a donde señalé. Huye para las montañas, yo lo mantendré.

 

 

 

 

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- ¡¡No voy a dejarte con esa cosa Tristán!! – Grita Josefina en la

desesperación. Un golpe de monstruo desparrama a Tristán contra el suelo de la tierra.

- ¡¡Tristán!! – Grita con miedo Josefina. -- ¡¡Tristannnn!!!..... –

Unas lágrimas de desesperación se escaparon.Todo se tranformó en un escenario difuso. 

- ¡¡Vete de aquí!! – La bestia arremetió contra éste. Una luz

amarilla lo atravesó desde el medio de su estomago, cayendo al suelo desplomado. El humo de las quemaduras y el estruendo se transformó en una nubosidad que no permitía ver el panorama – ¡¡Josefina!! ¿Dónde estás?.. ¡¡Demonios!!-- ¡¡JOSEFINA!!. – La visibilidad se fue aclarando al dispersarse la neblina de humareda. Ella estaba firme de pie, delante. Entre la bestia moribunda y Tristán. - ¿Josefina? 

Los ojos de ella brillaban con un destello, y sus manos delante como en un conjuro, y luego cayó rendida al suelo.

- ¡Josefina!, - Tristán recogió su espada, para concluir el peligro

que ya había pasado. Fue a ella la que lo salvó, y él, la abrazó.

- ¡Vámonos de aquí! – Ordenó sonriendo y se desmayó. El

devolvió la sonrisa. Y la llevó de brazos. Cargándola. El estruendo había hecho desaparecer el peligro, y Tristán se preguntaba ¿Qué fue lo que hizo?

Cada cual iban por un camino diferente al pueblo de Gaia, y al palacio.

Los problemas se habían avecinado con una velocidad extrema. Por un lado Júpiter se había perdido en el fondo de un gran agujero que lo absorbió y se vio frente a la gran colmena de los Alendes, los gusanos gigantes, que por suerte carecían de inteligencia como para

 

 

 

 

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poder presentar una batalla digna, que pudiera ocasionar la muerte, al escapar de ellos se encontró frente a una menor, muy parecida a un humano, pero con una piel rojiza. Mikonos y Gregory se escaparon por el sitio de Arkadia hasta los páramos de los pastizales. Tristán y Josefina de camino por las montañas. Tres grupos divididos, y al mismo tiempo unidos por una misma misión. -

Esa niña me estaba poniendo un tanto, como decir: nervioso. Aún continuaba en el suelo. El dolor cintura era como una amiga de esas que te sorprenden y te abrazan por detrás. No te dejaré nunca. ¡¡Me duele!!... Bien, no puedo seguir quejándome. Ante ello resolví interponer mi misión por Gaia al dolor. No era que fuera como Rambo, ya que al más mínimo moretón, lloro como un crio. Pero debo ir por ella. Debo rescatarla. La pequeña aún observaba y contemplaba cada movimiento de mi parte sigilosamente. Me había dado porenterado de que estaba vigilando todos mis movimientos e incluso mi dolor de ciática o espalda. En su mente a lo mejor formaba una posible amenaza. Un monstruo de otro planeta. Bueno tampoco, ella es una belleza a la cual admirar y no temer. Resolví levantarme del suelo. Al hacerlo el polvo estelar, o lo que fuere se esparcía.

- Hola – Saludé levantando mi mano.

Ella me vio y se escondió.

- Hola. ¿Me entiendes? – Pregunté – ¡Yo… !- Y comencé una

mímica con mis manos – ser Júpiter …Ser terrícola de la tierra

Ella apenas se asomó.

- Yooo..ser.. Jup…¡Va!…¡¡Al demonio!!..Me siento como un idiota

hablando de esta forma como queriendo comunicarme a un nativo – Me dije en mis adentros – Fui acercándome a ella. Y la niña salió espantada. Su vestido estaba sucio y harapiento. Fue contra una pared. Podía oirá sus miedos. Temblaba al ver mi figura. Como si la hubieran lastimado o torturado.

 

 

 

 

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- ¿Estás bien? – Pregunté, un tanto preocupado. - ¿Cómo

hacerme entender? -Impusé. Y recordé que el bolsillo de mi chaqueta tenía una tableta de chocolate. Al tomarla estaba intacto. Abrí el papel y allí, el ara se intensificaba. Corte un pedazo y le ofrecí extendiendo mi mano a ella que se tapó el rostro con las suyas. Estaba muy temerosa.

- Mira. Es un dulce – Sonreí – ¿Mira? Es delicioso y volví a las

mímicas – observa – partí un pedazo pequeño y lo llevé a mi boca y sonreí. Ella me vió el rostro, ya no con tanto temor. Volví a ofrecerle y extendí mi bazo y mano. Y ella cuidadamente hizo lo mismo y lo recogió rápidamente y lo llevó a su boca, no antes sin olerlo y lanzar una leve risa. Luego sonrió. Era como una niña feliz. Y una sonrisa fuese en la tierra, el sistema solar, u otra galaxia siempre será un gestó del cual estar feliz. Le ofrecí toda la tableta y la devoró de inmediato. La veía comer tranquila. Su temblor había cesado. Fui hasta una pared, y encontré un agujero subterráneo de esa morada. Bueno, me fije, es hora de continuar. –¿Cuál es tu nombre? ¿Tienes

familia? ¿Dedónde eres?– Pregunté suponiendo que fuera una menor. No respondía, solo mantenía la mirada baja. – ¿Vives aquí? – Volví a preguntar. Hice sin querer un movimiento y se asusto. Como si temiera a que se a acercasen a ella. –

¡Descuida! No te haré daño. Termina el dulce.- Espere unos momentos. La niña parecía más tranquila.

- Bueno, adiós, pequeñita. Al dar la vuelta fui en esa dirección y

sentí entre mis piernas un choque. Al voltearme era la niña que me abrazaba para no dejarme ir. – Ey! – expresé con cuidado. – Debo irme –le comenté. Ella negó con un gesto. No quería que fuera por allí – ¿No quieres que me vaya? Pero debo irme. – Dije y seguía negándose a soltarme. Debía avanzar y una niña estaba pegada a mí. No tuve opción que preguntarle. –¿Es peligroso?

 

 

 

 

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- ¡Ejem!.. – Y movió la cabeza con un gesto positivo.

Momento, pensé ¿Le estoy preguntando en mi idioma y ella me entiende? Con el apuro y la adrenalina, no me percaté de ello. Los métodos de comunicación entonces son similares ¿O debe ser el aparato que nos dio Mikonos? No importa.

- Pequeña. ¿Puedes hablar? ¿me entiendes?

Ella asintió, de forma temerosa.

- ¿Hay forma de salir?

Volvió nuevamente asintiendo con la mirada en todas direcciones.

- ¿Me podrías llevar?

Negó.

- ¿Es peligroso?

Asintió positivamente. ¡Perfecto! -me dije refunfuñando. Ella tomó mi tela de pantalón queriendo decirme algo. Y señaló, otro agujero.

- ¿Por allá?

Asintió.

- ¿No es peligroso?

Dudó.

- ¿Es menos peligroso?

Asintió.

- Esto si es algo tojo…Sacarle una palabra es más difícil que

reunir a los Beatles nuevamente…Bueno habrá que ir por allá. – Al decirlo, no sabíaqué hacer con ella que me miraba. – ¿Quieres venir?

 

 

 

 

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Asintió, con un poco de alegría. Era complicado llevar una niña, pero no podía dejarla allí a la suerte. La pobre estaba asustada. Nos fuimos por ese agujero oscuro. Aproveché mi celular para dar luz al sitio. La pequeña se maravillo de ello. Era como si mi tecnología fuera algo nuevo. ¡Extraño! Con todo lo que tienen aquí. Caminamos varios metros y la niña de a momentos se adelantaba. No sabíacómo tratarla. Así que dije lo primero que nació de ver a un pequeña.

- No te alejes mucho. Puede ser peligroso.

La niña vino a mi asintiendo. Bueno es bastante obediente me dije. No sabía si aparecerían los gusanos y en caso de hacerlo, no puedo permitirme pelear, solo correr, pero no puedo no puedo dejar a la niña, también debo cuidarla hasta que pueda ir a un lugar seguro. ¡Maldición Gaia..¿Qué hago? – Expresé y la menor me miraba con ojos de duda, como sino entendiese lo quequiseexpresar.

- ¡Descuida! - Me reí llevando mi mano a la nuca como gesto de

descuido– ¡Suelo hablar solo!..es como una catarsis. -

Caminamos hasta encontrar un terreno amplio y rocoso. La niña estaba aún, un tanto temerosa, sin embargo se veía un ápice de confianza y comodidad. Nunca en mi vida, sucedió que fuera niñero. Y la relación con menores solo se trasladaba a Sistine. Mi hermana menor de la cual nos llevamos a las patadas, o mejor dicho como perro y gato. Bueno hay que romper el hielo. De todas maneras. No habla o tal vez sea una raza de esas que existen en éste planeta. ¿Y quizás me devore?. Me imagine dentro de una caldera hirviendo en aceite y muchos como ella bailando a mi alrededor con cuchillos y tenedores saboreando los platos. ¡¡¡Dios no!!!.. Me tomé la cabeza con ambas manos. La niña me miró extrañada. Deja de inventar historias, ¡¡Júpiter!! Me dije a mí mismo. Nos detuvimos ya que parecía un sitio extenso. Tenía que ordenar mis ideas. Si solo tuviera

 

 

 

 

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un transmisor para comunicar con Mikonos. ¡¡Quémás da!! La miré a ella.

- ¡Parece que estamos perdidos! – Le dije.

Ella asintió. Era lo único que hacía.

- ¡Oye! No me has respondido nada de lo que te he dicho ¿Cuál

es tu nombre? – pregunté intentando no ser brusco.

Ella me miraba. Parece que no habla.

- ¿No hablas no?

Continuaba mirándome. Esto no tiene sentido.

- Yo..- y llevé mis manos al pecho..soy.. Júpiter..ese es mi

nombre – Dije y ella frunció el ceño. - ¿tal vez ni me entiende? Bueno, debemos avanzar – expliqué y comencé a caminar lentamente. Ella parecía quedarse detrás. Entre sonidos de alguna roca escuché.

- Ju…jup….Júpiter – mencionó la niña y me señaló. Me di la

vuelta extrañado. Hablaba el mismo idioma. – Júpiter–Y sonrió

- Si, ¡Je! ¡Je! – reí – Soy yo.

- Libia ..es Libia.. o Yo…soy..- Llevó sus manos al pecho – Libia

- ¿Libia? ¡Es un bello nombre! Sonreí– Ya sabía algo de ella,

ahora debía ahora solo restaba saber que hacía aquí y más importante salir de la cueva y encontrarme con los demás. – ¡Libia! ¿Por qué estás aquí?

Ella agachó mirada como con miedo

- ¿No quieres decirme?

No decía nada.

- Bueno, pero debemos ayudarnos para salir de aquí. ¿Sí?

- Libia dice que debemos continuar…

- ¿Habló?..¿En tercera persona?

 

 

 

 

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- Libia dice que sigamos..

- ¿Seguimos?

Ella asintió. Caminamos unos metros por ese puente. El material era rocoso, aunque bastante endeble. Se sentía como las rocas iban cayendo. El sonido de los diminutos fragmentos se transformaba en polvillo. Observé al precipicio. Lo particular era que no oía nada.

- Me pregunto si tendrá fin éste abismo. No oigo nada que caiga.

– Eso me dio un mayor vértigo. – ¡¡Demonios!! Se me congelaron las piernas. Hicimos un poco más del trayecto a un paso extremadamente lento.

Caminamos lo suficiente, pero parecíainterminable aquel sendero.

- Vamos, ya hemos llegado a la mitad. – Me dije para mi

tranquilidad - ¡Ah!..calculo que será rápido – Ni bien expresé esas palabras los cimientos empezaron a resquebrajarse. Un nimio temblor se sintió. Ambos permanecimos intactos con una pisca de miedo. - ¡¡mmmm!!…Tranquilo Júpiter. Tranquilo.. -El ruido fue mermando hasta que ceso entonces. Di unos pasos y detrás de mí, Libia. Uno, dos, tres. Todo estaba tranquilo se podría decir. - . ¡¡Uf!! Estuvo cerca – Dije – Podemos avanzar Libia – sonreí al voltearme a ella que temblaba. - ¿Qué ocurre? – y Pronto veía como parte del puente se iba quebrando - ¡¡Rayos!! ¡¡Debemos salir de aquí!! ¡¡Rápido Libia!!. – la tome de la mano y huimos corriendo a toda velocidad. Cada parte de la tierra se iba desmoronando tocando nuestros zapatos. Corría como nunca para que no nos atrapase. Libia se estaba quedando y sin más remedio la alcé para llevarla en brazos. – ¡¡Demonios!!!..¡¡Nos está alcanzando!!!..- Aceleré el ritmo, en un intento descabellado. Casi llegando a la meta. El suelo se desprendía como un efecto dominio.

- Libia dice que saltes Papaaa– Dijo Libia

 

 

 

 

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- ¿Eh? – Grité - ¿¿¿Papa???

- ¡¡Salta!! –Me gritó ella.

Mi talón estaba en el aire y sin pensar arrojé a Libia hacia la meta para asegurar que estuviera bien

- Lo siento Libia. Esto puede doler – Y la lancé pasando ella del

otro lado del puente para salvarla. Detrás de mí, rocas de todo tipo se desprendían y un oscuro paisaje en cuanto solo quedaba nada de suelo y mis pies flotando. Cerré los ojos un momento creyendo que caía. Al abrirlos estaba en el suelo y el rostro de libia sonriendo que me abraza fuerte.- ¿Cómo sucedió esto? – Me pregunté. Libia no se desprendía de mí. Del otro lado una oscuridad. Ya no había puente. No podíamos regresar. De alguna manera nos salvamos y debíamos seguir.

- Bueno sigamos pequeña. – Tenía todo el cuerpo polvoriento,

por lo que comencé a pasarme las manos golpeando las rocas. El polvo espacial del planeta se esparcía produciendo un humo que no permitía ver nada en lo absoluto, y la niña comenzó a toser. Una mano tomó la mía, y me llevó lejos de esa neblina que se estaba conformando. Fue tan veloz que no pude

siquiera preguntar qué ocurre. Al salir de allí me di cuenta que era Libia, la que me había tomado la mano – ¡Alto!..¡Alto! - Dije y me detuve. Ella me miro con negatividad.

- Libia dice que no, debemos irnos. El lucus es pe..peligroso. –

Libia dice ¡Que es peligroso!

- ¿Lucus? – Pregunté. -

Y señalo con el dedo, las partículas que se estaban diseminando.

- ¿Te refieres a eso?

Asintió. Y recogió nuevamente mi mano y nos fuimos de allí. Al poder llegar a una zona segura, me invadió la duda.

Libia… ¿Qué era eso?

 

 

 

 

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- Lupus es malo, Eso sabe Libia. - Son fragmentos de baterías

que se unen y formar un Lupute. – Libia se estaba expresando de una manera amplia. De alguna forma me alegraba. -

- ¿Lupute? ¿O Lucus? – Fruncí el ceño. ¡Demonios! – Me dije -

¿La tierra de Gaia, está llena de sorpresas? – ¿Libia?

- ¡¡¿¿??!!

- ¿No hay algo en éste planeta que no te mate? – Expresé

irónicamente con una mueca

- ¿¿eh??

- ¡Olvídalo!

- ¡¡Ja!! ¡Ja!..¡Ja! - Señalo con su dedo índice riendo – ¡Júpiter

gracioso! Piensa Libia

- ¡Gracias! – Dije con ironía –

- ¡Ja!..¡Ja!—

- ¡Ya vamos! – Ordené. No quería que apareciera otra cosa. –

Asintió la pequeña y nuevamente me recogió la mano, para que la lleve. Le di, una pequeña sonrisa.

Comencé a notar que los alrededores, se estaban desarrollando como en una suerte claridad, al ver que lo que parecía una cueva se estaba transformando. Al ser un planeta desconocido, y yo solo ser un terrícola insignificante me sentía nervioso, ¿Sin saber dónde ir, y qué hacer? No tenía manera de comunicarme con Mikonos, Tristán, Josefina, o Gregory. De todas maneras sabía en mi interior que se encontraban bien, y que podría encontrarlos. Era como si un sentido extra estuviera en mi interior. Lo que aún desconocía era la historia de Libia. No la dejaría sola en estos lugares hostiles, pero tampoco podría llevarla siempre conmigo. El algún momento de éste periplo debía preguntarle bien su paradero. Estoy seguro que debía tener una familia, y que tal vez se había extraviado.

En mayor medida seguíamos perdidos aquí. Libia se me adelantó. Aunque le grité para que no se alejara por cuestiones de seguridad.

 

 

 

 

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- Libia…¡No te vayas tan lejos!..

Libia se escabulló en otro se esos hoyos de ésta cueva que parece un laberinto.

- ¡¡¡Libia!!! – Grite. Sentí en mi interior un aire tumultuoso que

me produjo pánico. - ¡¡Diablos!! ¡¡Libia!!... Este lugar no deja de generar escalofríos. Claro que no es diferente de una cueva de las existen en la tierra. Pero por lo menos haya no aparecen criaturas de las profundidades que quieran devorarte. ¡¡Vaa!! ¡¡¿Qué remedio?!!. .¡¡Libiaaaa!!! – Sentí nuevamente aquel aire y fui de inmediato a ese hoy extremo en cuanto la percepción, me indicó que podrían estar siguiéndome.

Apenas pude escabullirme y fui moviéndome cuerpo a tierra empujándome con los codos. Algo había rozado mi pie, y apuré mi marcha.. - ¡¡¿Mmm?!!... ¡¡Mejor me doy prisa!!.. – Continué, y continúe sin parar. Nuevamente el rose, esta vez en mi entrepierna, y un ligeropunzón extraño.

El hoyo se estaba reduciendo, en un estrecho, sin embargo proseguí.

- ¡¡Ahh!! ¡¡¡Rayos!! ¡¡Algo me picó!! – Recibí aquel nimio impacto

en mi pie nuevamente. Seguí camino hasta que me di cuenta que no podía avanzar - ¿Qué ocurre? – Moví los codos y las manos, aferrándome a la tierra espacial. -¿Qué sucede? ¡¡No puedo avanzar!! –Alguna forma, o algo no me dejaba por más que intentara.

Rápidamente generé el movimiento, empujando y pateando aquello, y en el golpe dí con un sonido que parecía quejarse. Volví a patear, y eso se aferró a mí pierna apretando con fuerza como una boa constrictora. La desesperación me estaba exaltando. Continúe impulsando y queriendo moverme.

 

 

 

 

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- ¡¡Maldición!!....¡¡Maldición!!...- Empezó a llevarme hacia atrás,

y yo proseguía sosteniéndome. Mis manos como garras en la tierra no cedían… - ¡¡Auxilio!!...¡Auxilooo!!. – La desesperación, y mis manos que iban cediendo acalambradas hacia atrás y como milagro algo del otro lado me recogió generando una palanca y de un solo movimiento me traslado al otro lado del hoyo. Una mano ajena. Caí en el suelo en un lugar totalmente diferente a la oscuridad de la cueva y de aquel orificio. El descenso me produjo un golpe, ya que fueron varios metros. A mi lado Libia encima mío.

- ¡¡Libia!!! – Dije con tranquilidad luego del susto que me di. Mi

pantalón en una parte estaba manchado de una baba.

- ¡¡Júpiter está bien!!. Libia feliz. Legirte no comió Júpiter – Ella

sonrió

- ¿Ehhhhh??...¿Comer? ¡¡¿De qué hablas?

- ¡Je! ¡je! – Ella se rió.

- No sabía que era parte de una cena – Suspiré por la fatiga. –

Voy a morir joven – Me dije. -

Al mirar el alrededor un bosque inmenso. Una maleza tupida desarrollada en todo aspecto con robles que se iban conectando con otros y otros y otros. Me mantuve estoico y maravillado al mismo tiempo por existir tal lugar. Incluso un cielo que podría ser artificial. Éste mundo es muy amplio, y lleno de sitios que desconozco. Los pastos no eran diferentes de nuestro planeta. Es un lugar selvático diferente al que ingresamos con Gregory, Josefina y los demás. Que espero se encuentren bien. No puedo determinar el tiempo que ha pasado. Aquí el concepto humano del reloj es totalmente diferente parece. Sin embargo y biológica, física, y químicamente, éste sitio de las pléyades es similar a la tierra. A diferencia de que es una esfera sostenida por un árbol titánico que se encuentra plantado con otro

 

 

 

 

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cuerpo celeste, cual gran esfera que por lógica provee los nutrientes que le dan vida.

Se escucha el canturreo de los pájaros y Libia se encuentra alerta. A decir verdad es como un sensor para el peligro. ¡Qué niña excepcional!. Y esta sola. Debería buscar a sus padres, pero mi misión es llegar a la ciudad, e ir por Gaia. Así que la dejaré en la urbe próxima, en alguna jefatura a las autoridades para que la ayuden.

- Ju..Jupiter…Libia quiere ir por allá – Señala ella. -

- ¿Por ahí está bien?

- Si, Libia, dice que no hay peligro

- Me encanta esta niña y su forma de expresarse en tercera

persona. – Confesé para mis adentros con una mueca de extrañez.

- Libia, le gusta hablar así ¡¡Gr!! – Se enfada haciendo como un

puchero con sus mofletess, ofendida.

- ¿Qué? ¿Me leíste la mente? – Pregunté - ¡Demonios! ¡Gaia me

hacía lo mismo!. ¿Qué todo el mundo puede leer la mente? - Expresé asombrado

- ¿Leer la mente?...¿Mmm?..Libia no entiende mucho…

- ¡¡Olvídalo!! ¿Es por allá, entonces?

Asintió

- ¡Pues vamos!

- ¡¡Urra…!!- Dijo corriendo con un poco de felicidad extendiendo

tipo hélice los brazos y girando en círculos.

- No te alejes mucho – Le dije – Ya parezco su padre. – ¿Me

había dicho papa?- Ladee la cabeza – ¡Deja eso!

A medida que íbamos caminando. Libia me indicaba cada planta. No parecía haber animales hostiles, o extraterrestres. Mejor llamado, ya que no se me ocurría como denominarlos y los nombres que Libia

 

 

 

 

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exponía eran de difícil recuerdo. Bueno tampoco es que me acordara de la botánica terrícola.

Una ardilla apareció entre nosotros, desde la copa de un añejo árbol tupido y malformado. Si lo viera de noche me asustaría. Pero ese animalito me estaba dando alegría. -

¡¡Ahh!! ¡Qué ternura! – Me emocioné por algo simple de la naturaleza. -

- ¡¡¡Cuidadooo papa.. Júpiter!!! – Gritó Libia. -

- ¿¿??..¿Eh?

- Pa..pap….. Júpiter.. – Tiró de mi ropa hacia atrás – Es un

lemingi

- Ahhh!!..¡¡Estem!!..Está bien – miraba como si supiera sin saber

con mis ojos en otra dirección- ¡¡Qué bueno!!

Libia me tironeó la ropa para que fuera lejos. La ardilla, o leming me miraba fijamente.

- ¿Qué ocurre Libia?

- ¡¡Esta enojado!!

- ¡¡Naa!!..pero si es una criaturita dulce – Dije moviendo los

brazos con una mueca burlona. No tengas miedo. Te defenderé.

Pronto el leming saltó de la rama en la que estaba posado hacia el cielo y comenzó una transformación abominable en un monstruo que parecía del tamaño de un oso con varias patas con garras. Abrió su boca y el tufo de su aliento era terrible.

- ¡¡¡Demonioss!!! ¡¡¡¿Qué rayos es eso?!!! Larguémonos de aquí.

¡¡Libia ven conmigo!! ¡¡Rápido!! – la tome de la mano y fuimos corriendo hacia un pastizal. La bestia venía detrás de nosotros.

Libia se detuvo frente a él -¡Libia! – Grité – ¡¡¿Qué haces?!!

 

 

 

 

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La pequeña se acercó, y recogió una rama del suelo.

- ¡Ven!..¡Ven!! – Arrojó la rama lejos. El monstruo sacó la lengua

como jugando. Su cola se movía feliz y fue hacia el palo seco.

- ¿¿¿¿????...¿¿Libia??...- Pregunté frunciendo el ceño. -

- Le gusta, perseguir ramas de árboles

- ¡¡Ahhh!! – Pensaba más extrañado que nunca – Como si

quisiera tenerlo como perro. – Me dije

- Libia, te escuchó – Dijo con un nimio enfado

- ¡Deja de oír mis pensamientos!

- Libia, no oye pensamientos. Libia dice que hablas demasiado, Júpiter –

Me dijo regañándome, y apuntándome con el dedo, dándome lecciones. La

criatura se había ido por esa rama, y no apareció más

- ¡Qué remedio!...Se nota que eres del planeta de Gaía.

- ¿Gaia?..Libia conoce a la princesa Gaia

- ¿En serio?..la estoy buscando.

- Ella es muy dulce… - Dijo

- ¡Estoy buscándola! Debo reunirme con ella – Confesé con

entusiasmo tornando mi titulo de marido. – ¡Es dulce! - Dije con alegría. -

Libia frunció el ceño

- ¿Júpiter? – Siguió con ese rostro, como si yo fuera algo raro y

sacó de su bolsillo, un frasco con líquido que debía ser agua y

me ofreció, pero no quise. – ¿Júpiter, quiere a Gaia?

- ¡¡Claro que sí!! – Me cruce de brazos ofendido – ¡¡Soy su

esposo!!

- ¡¡PFFFF!! – Me escupió en el rostro sorprendida. -

- ¡Estemm! - ¡Gracias! – Dije mientras me secaba el semblante. -

- Júpiter, no parece esposo de Gaia. Gaia..es una princesa..

Júpiter..parece..plebeyo

- ¡Oye!.. no seas tan directa – Le dije enfadado. -

- Libia lo siente – Y agachó la cabeza.

 

 

 

 

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- No te preocupes. De donde vengo no existen hoy en día esos

títulos. Ahora sigamos, quiero salir de esta cueva, o donde sea que estemos. Debo reunirme con otras personas también – Y pensé en mis amigos.

A medida que íbamos caminando, seguía mi instrucción sobre las criaturas y flora del lugar. Casualmente los nombres eran los mismos que el planeta tierra, como si fueran hermanas, pero había más criaturas aquí y otras plantas. Hasta llegué a ver sobrevolando y fue mi sorpresa, un pterodáctilo.

- ¡Dios!.. ¡¡Un dinosaurio!! .. – Libia lo saludó como si fuera un

avión. Espero que no nos vea. No soy paleontólogo, pero no eran según los registros, criaturas muy dóciles que digamos. Incluso ya había pasado por tanto que prefería no ver más nada.

Al continuar el trayecto del camino que iba guiando Libia, no podía creer la facilidad con la que ella se manejaba a pesar de ser una simple niña. Tenía ganas de preguntarle a ella, ¿De dónde venía? ¿Y por qué estaba en el interior de la cueva? Tantas preguntas, de todas maneras, no era bueno involucrarme, ya estaba hasta las narices.

Lo que parecía una ardilla alegre y audaz antes que salió de un agujero. Fue de un árbol que si podría decir que era similar a un ciprés. Es un bello árbol como un pino. Hay muchos aquí. A lo largo del trayecto fueron apareciendo otras especies.

- Bueno, supongo que es así en este mundo. Lo que fue el día

recorrimos largos tramos. Algunas bestias se nos aproximaban. Eran como impalas en el mundo de la tierra, pero con varios cuernos. – Debemos para en algún sitio – encontramos entonces un sitio entre dos árboles y armamos con otras ramas tipo un refugio. Utilicé unas mallas que estaban dentro del

 

 

 

 

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bolso. – Bien ha quedado escalofriante, pero qué más da –

Expresé.

- Ggrrrt… - se sintió en el estomago de Libia.

- ¿Tienes hambre? – Pregunté

Asintió un poco avergonzada por ello.

- ¿Mmm? – Pensé en alguna estrategia para conseguir comida,

¿Pero no sabía qué? ¿Frutas? Solo encuentros que ni yo conozco. Libia había recogido unas moras, o eso creí que eran. Estaban deliciosas. - ¿Veamos? Me detuve un momento a

 

pensar - a ver júpiter, recuerda los programas de

 

 

supervivencia de ése orate Clifford – Enseguida se formó una nube en mi cabeza con su imagen

- Lo importa es buscar un rio. Una vara fina y con tallos de

corteza hacer un hilo. Con una punta de madera filosa como anzuelo - Clifford

- ¡¡Muy bien!! –me dije agitando el puño – manos a la obra.

Tenía un lago cerca así que aproveche la ocasión. Libia me ayudó entusiasmada – Libia cuidado, no te lastimes – dije como precaución. El que tenía todos los dedos machucados y callados era yo.

Luego de tres horas arme mi caña de pescar. Gracias Clifford por tus enseñanzas. Valió la pena años de programas de entretenimiento – Expresé un tanto sonriente en cuanto Libia fruncía el ceño extrañada por mi rostro. Fui al lago y estuve un tiempo estimado intentando ver si pescaba algo. Ya de antemano corroboré que hubiera peces. Supongo que la vida evolutiva es idéntica en todos lados. Microbios, evolución, peces, evolución, mamíferos, aves, lagartos, lo que sea. Como carnada coloqué una de las moras.

Estuve dos horas sin éxito.

 

 

 

 

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- ¡¡¡Ya demonios!!!..bueno, vendrán. Estoy seguro. – expresé con

confianza. Libia se había quedado dormida. Siguió el tiempo y ahora el dormido era yo. Al despertar no pesqué nada. – Vamos!!..Pececito.. piff..piff ..pececitos. Parezco un idiota – Me dije. – Debo idear otro plan. Clifford vino a mi mente en otra imagen en una nube.

- Si no hay éxito en pesca lo mejor es idear trampas. Colocar una

soga atada a una rama con un mecanismo de polea que al presionarse atrape a la presa.

- ¡¡Gracias Clifford!!

- ¡¡Para eso estamos!!

- ¿¿Ehh??

Fui a preparar la trampa como indicaba. Libia despertó bostezando y miraba extrañada lo que hacía.

Nos alejamos y esperamos un poco. La trampa estaba instalada meticulosamente. La pesca falló, sin embargo esto daría resultado.

- ¡!!SHH!!.. – Hice un gesto a Libia que estaba a mi lado.

Un ave se fue acercando muy tímidamente. Cada paso me volaba los huesos de los nervios.

- ¡Vamos!..un poco más.. ¡vamos!

Se iba aproximando hasta llegar al a la cuerda principal como redondel. Allí picó el suelo alguna bellota y ¡¡Puff!!!. Se activó la trampa atrapando su pata.

- ¡¡¡¡Bravooo!!!!.. atrapamos un avee.. ¡¡Tendremos comida –

Grite jubilosamente. De repente el ave comenzó a gritar en

inflarse hasta crecer como un rinoceronte - ¡¡¡Qué

demonios!!...- Era monstruosa - ¿Todos los animales aquí tienen que crecer así? – Miré a Libia, que observaba extrañada.

- Libia y Júpiter deben salir de aquí

 

 

 

 

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- ¿La comida? – pregunté deprimido

- Libia y Júpiter son… - gritó libia tomándome de la mano.

- Cliffoord ayudameeee – la imagen de él se apareció en una

nube de nuevo

- En este caso si atrapas a la presa…¡¡Eehg! – Clifford se

sorprende por lo gigante y bestial– Lo siento viejo hasta aquí llegó mi programa de sobrevivencia. No olvides verme la próxima semana en otro capítulo de survival con Clifford – Y desapareció la nube con él corriendo

- ¡¡Vete al demonio Clifforf – Grité desconsolado - ¿Y ahora?

¡¡¡¿Qué hagooo?!!!

Salimos de perímetro y el ave se espantó por suerte con un rugido que ni quise preguntar que podría ser.

Llegamos al refugio y preparé un fuego. Es lo único que pude lograr por mi cuenta. Primero golpeando piedras y luego a fricción con un arco y dos ramas. Bendito sea el campamento de boy scout. Libia se había ido a alguna parte. Le dije que no se alejara.

-¡Que mala suerte!..no pude conseguir comida. – Mientras me maldecíaobservaba la leña quemare y chispeo.

Una sombra se movía entre arbustos. Ya no confiaba en nada de los que existía aquí y mis intestinos hacían ruido. Me preparé para lo peor allí. Entre movimientos se fue desarrollando cada vez más. Cerré los ojos un instante al abrirlo, libia estaba allí con un animal muerto. Era como un lagarto que sobrepasaba su tamaño.

-¿Libia? …¡¿Estemm?!..¿Tú lo capturaste?

Ella sonreía con una inocencia. La pregunta era muy estúpida al respecto. Era claro que sí.

- Júpiter, libia quiere comer – Se reía y me arrojó el pedazo de

carne

 

 

 

 

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- ¿Eh??...¡¡Sí..Yaa lo preparo!! – Asentí. Realmente estaba

sorprendido.

Al verlo, el reptil tenía un agujero de quemadura en su estomago. Tomé un cuchillo que tenía en el bolso, y abrí todo du cuerpo para sacar las viseras. Parte de la carne ya parecía cocida y cauterizada.

- ¡Wow! ¿Qué diablos le hizo? ¡Tiene golpes por todos

lados!..Debe ser una súper niña. -

Libia jugaba con una ramita escribiendo en el suelo.

Coloqué unas piedras arriba del fuego en cuanto se preparaba y se iba asando. Y me senté a ordenar mis ideas, entre el chispeo de las pequeñas llamas que saltaban.

Todo el planeta se parece a la tierra. Aunque hay otras criaturas. La variedad de especies es impresionante, como su tamaño. O por lo menos lo que he visto hasta ahora. Aunque los ecosistemas sin diferentes el mecanismo es el mismo. Debe con certeza haber otras alimañas, y hasta animales microscópicos. -

La carne se preparó con éxito.

- ¡Libia a cenar!

- Libiaaa..vaa..sii ..¡¡Libia tiene hambre!!– Vino feliz hacia donde

me ubicaba. Le di un pedazo de carne con una gran hoja como servilleta – Rico..a libia le gusta la carne de dromer

- ¿carne de dromer?..¡¡mmm!!..bueno supongo que se llama así

esto que estamos comiendo – Me arme de valor y probé..- ¡Dios! Es delicioso – Expresé con alegría. Era carne con gusto a pollo.

Allí cenamos con gusto.

Fue una jornada extensa, y era increíble ver los reflejos nocturnos tan diferentes de lo que es mi planeta. ¿Me pregunto si los demás estarán bien?

 

 

 

 

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Todos habían recorrido sus trechos. Gregory y Mikonos hicieron una tienda de campaña básica con un fuego y cenaban unas latas de comida compactada. Tristán y Josefina comían una carne que había cazado él, mientras se resguardaban al pie del sendero de montañas en una cueva.

Por un camino de lodo, una mujer con una mochila llevaba todo un equipo especial.

En una habitación resguardada, alguien escribía unas palabras.

- Fue hace poco tiempo que me fui pero ya te extraño..¿Qué

andarás haciendo Júpiter Anónimo Ruppert?

La dama con su extenso cabello rojizo y sus ojos carmesí seguía con sus deseos esas palabras. Algunas gotas de sus ojos caían en la hoja que se manchaba de líquido y de sensaciones de amor. Su camisón transparente dejaba ver su cuerpo con una piel blanda y suave, y con su mano tocó aquel anillo. Recordó que el mejor regalo eran sus recuerdos, y la imagen de Júpiter no se iba de su mente desde sus besos hasta aquella noche en que se entregaron ambos

- Volver a verte sería un sueño..un anhelo… - Y se quedó

dormida entre los papeles y el rostro de Júpiter—Quiero volver a verte mi amor – Se dijo mientras se dormía profundamente.

Gaia se vislumbró a ese Júpiter siempre indeciso, ansioso, y con sus manos en los bolsillos, como en esos momentos en los que llega uno de trabajar, y ella lo abrazaba detrás para apoyar su mejilla, y sentir ese calor de su alma con el palpitar del corazón. Había noches como ésta en las que la princesa necesitaba de un abrazo, de un consuelo, de un beso. Unas palabras de apoyo. Júpiter siempre había sido ese cable que conectaba todos los volteos de un sufrimiento al suelo para que desaparecieran.

- Vida, ya llegué – Le decía luego de una jornada de trabajo.

 

 

 

 

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- ¡DANNA!..Tengo esos ataques… ¿Por qué no puedo dejar de

sentirme mal?

- ¿Te ocurrió algo en especial? – Se decía siempre asombrado por

la preocupación y al mismo tiempo se inquietaba, para poder

calmar ese dolor. En eso Júpiter siempre parecía un ángel.

- No lo sé..será ansiedad, será soledad, será angustia..¿Cómo

puedo evitar esto aquí dentro? – Señalaba su pecho

- ¿Qué te parece? ..¡mmm! si te llevo a divertirte..

- ¡No! – y colocaba rostro de cachorro.

- Una buena cena…

- ¡No! – Seguía de la misma forma.

- ¡¡MMM!!..no puedo entender bien lo que sucede. ¿Y si te

abrazo? – Dijo, y ella lo pensó – ¡Probemos! A veces un abrazo cura todo los males, y enciende el corazón, y alivia el alma. Es como decir un te quiero. Todos necesitamos de ello, supongo.

Así le regalo ese instante. Él con ello calmaba todos los demonios. Era como si desaparecieren. Por eso siempre ella cuando se sentía de esta forma. Como si un volcán explotase, iba directo abrazarlo y todo se calmaba. Sea de noche, de día, en el amanecer, atardecer. Fuere como fuese. Las palabras de Júpiter se quedaron grabadas en ella. Todos necesitamos de ello, de un simple y sincero abrazo que nos salve del abismo.

- Ahora me siento mejor, pero no quiero soltarte. ¿Puedo estar

así contigo?

- Claro, que sí..todo el tiempo que sea posible.. – Sonreía

- ¡¡Eres el mejor esposo Danna!!

Ella se quedaba dormida en el papel. Tenía la necesidad del abrazo, pero gracias a su memoria, pudo dormir tranquila, como cuando estaba en la tierra junto a su esposo.

 

 

 

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- ¡¡Eres el mejor, mi Danna!!..¡¡Por favor no te vayas, por

favor!!¡¡Vuelve!!..¡¡Vuelve!!..Necesito de ese abrazo, necesito que me salves del abismo. No quiero caerme, no quiero perderme, no quiero dejar de recordarte – Hablaba sola ella, mientras soñaba dormida en su pupitre de un escritorio y un papel arrugado. Y soñaba que iba por detrás, hacia su Júpiter. Hacia quien podía calmar ese corazón.

Del otro lado de la puerta, una dama de cabello marrón y ojos amarillos la veía, y ladeaba la cabeza lamentándose. La noche se iba completando.

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