"Yorian podía ver su miedo. —Siéntate, niña. No tienes por qué tener miedo de mí.
Agobiada, Oriana lanzó una mirada acusadora a Martha. '¿Hice bien en confiar en ella? Quizás solo estaba fingiendo escucharme, pero estaba planeando hacer que me detuvieran por culpa de la belladona negra.'
—Este es el Señor Yorian. Puedes confiar en él —dijo Martha—. Él puede responderte mejor que yo.
Oriana aún lo miraba con recelo, pero al elfo antiguo no le importó su vigilancia.
—Bueno, déjame mostrarte algo —dijo Yorian extendiendo su mano.
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