Kouji: ah… Ah… Ah… *Estaba frente mío: no podía hablar y mis ojos comenzaban a llorar tapando mi visión, como si quisieran que yo no vea algo como eso. La emoción que sentía no se podía comparar ¿Un susto? Quizá, pero este se encontraba en su estado más puro. Estaba experimentando: ansiedad por dentro, parálisis facial y petrificación, tenía tanto pánico que solo una pequeña parte de mi rostro estaba a mi merced. Me encontraba sumido en el terror: no podía hablar y sentía cómo mi respiración se agitaba junto a mi corazón. Nunca había sentido tanto terror, ni siquiera cuando estuve en la guerra contra el pueblo de Salas.*
Niña: ¡¡Ahhhh!! —ah… gl… gl… qujjj…— *Ella salió corriendo y yo… ni siquiera pude mover un músculo, pero poco sirvió que corriera. Aun cuando esa cosa estaba más cerca de mí, fue a por ella y de un solo movimiento la atrapó desde la cabeza y empezó a tragársela.*
Kouji: —bbb, bblll… blll… *Vomité pensando: monstruo… engendro, deforme, bizarro, espectro, demonio, aborigen; significados, que le quedaban cortos a esta cosa. Al principio creímos que era una serpiente o boa por su forma tan alargada y andar serpenteante en el río. También, pensamos que tenía una cabeza con una piel semi carnosa, pero lo que tenía en la parte superior de su cuerpo no podría considerarse una. Tan solo verlo generaba náuseas, para luego causar vómito.*
Dionisio: Kouji… *Esa cosa tenía el cuerpo alargado, por un momento pensé que no tendría extremidades; sin embargo, las tenía. Estas estaban pegados a su cuerpo alargado, y no solo eso, estaba vestido con algo amarillento, como un velo muy largo y semitransparente. El agua hacía que esta especie de tela se pegara a su cuerpo, lo cual le daba una contextura muy delgada como a una boa. Sus extremidades, que estaban pegadas para nadar, se separaron de su cintura al momento de salir del agua, alzando sus largos brazos enclenques. Tenía unos movimientos tan bizarros al andar que te hacían llorar. El cuello: al inicio, tenía una medida normal, proporcional a su cuerpo; sin embargo, mientras se movía, su cuello se iba alargando y moviendo de un lado a otro. Al subir las extremidades superiores, alzaba la tela que lo recubría; y lo que parecía su cola, solo eran sus delgadas extremidades inferiores. Al ponerse de pie parecía tener una forma humanoide. Además, esa prenda larga y amarillenta cubriéndolo era muy escalofriante, parecida a la de los oráculos malignos de los cuentos.*
Richard: Dionisio Toma —Lanza un palo— *Su rostro… su rostro era lo más horrible de esa cosa. Me causaba la misma impresión que ver a una cabra Shami adulta. La cabeza: ovalada, cara de burla, una nariz puntiaguda, sin orejas, pero con ojos y una sonrisa macabra ¿Ojos? No, esos no podían ser ojos. Tan solo eran dos cuencas vacías, y una sonrisa sin dentadura. Verlo era realmente espeluznante.*
Cosa: —Voltea hacia Kouji— Gracias por la comida ji, ji, ji. *Mierda su voz… su tono. Era como escuchar a alguien burlándose de la vida, burlándose de la desgracia de todos, una burla sin cargo de conciencia. Aparte, agregando su peculiar hedor: no desagradable, sino inquietante, desesperante, como oler algo que no te dejara respirar creando ansiedad, lo volvía el pilar de lo espantoso. Esta cosa… esta cosa…*
Kouji: —Mueve la cabeza de un lado al otro— —temblando— No, no… No *Esa cosa… no debía existir. No lo entiendes probablemente, y la única forma de que lo entendieras, sería estar en su presencia. Sin embargo, preferiría que sigas en la ignorancia, porque una vez lo veas... el recuerdo quedará como huella.*
Richard: ¿Qué es esa cosa? * A unos metros llegaba mi padre y mi tío, observando a este desperfecto de espaldas.*
Dionisio: —susurra, abriendo los ojos— hijo… ¡¡Richard Ahora!! *Sin pensarlo, mi padre se lanzó como una fiera protege a sus cachorros.*
Richard: AHHHHH *Perdón, papá, perdona a este hijo tan tonto.*
Richard: ¡YIIIAAAHH!! *Golpeaban tanto como podían a esa cosa, pero este era enorme, casi la altura de un elefante; además, ni se inmutaba.*
Cosa: ji, ji, ji… Ahora, ¿Qué debería hacer? *Dejó de verme, por fin había sacado su espantoso rostro de mi cara, pero la había dirigido hacia mi tío.*
Richard: —ve el rostro de la cosa— ¡AAAHHHHH! *Nunca había escuchado gritar a mi tío Richard, siendo un guerreo tan fuerte, no se me ocurría alguna cosa que podría darle tanto pavor como para escucharlo de esa forma.*
Dionisio: ¡¡¡Kouji Corre!!! *Mientras la cosa dirigía su vista a mi tío, mi padre me jalaba gritando, para luego ponerse entre yo y la cosa. Sin embargo, al atacar parecía no hacerle ningún daño al cuerpo de la cosa. Este ser era tan alto, que ni siquiera con el palo, de alrededor un metro, podía alcanzar la cabeza. Mientras, esa cosa solo los miraba y se burlaba.*
Cosa: —Voltea la cabeza para ver a todos— Ji, ji, ji… Esto se está complicando.
Dionisio: —Mira hacia atrás y empuja a Kouji con el palo— ¡¡Carajo Kouji, Corre!! *Mi padre estaba muy asustado, su cara… no podría explicar cómo se veía, pero realmente tenía miedo. Sin embargo, este no era miedo hacia la cosa, era miedo a que me hiciera algo a mí.*
Kouji: —Empieza a levantarse y correr sin mirar— *Perdón papá, quizá si te hubiera hecho caso desde un inicio, no me hubieras mirado de esa forma.*
Dionisio: —susurra— Corre hijo corre, por favor llega a salvo.
Cosa: ji, ji, ji… tú serás el primero —Empieza a regurgitar— *Solo escuché un sonido extraño en ese momento: un sonido grotesco que no venía de mi padre ni de mi tío, solo podía venir de algo más que estaba allí, la cosa.*
Kouji: —toca la puerta del pueblo— ¡¡Abran!! ¡¡Abran por favor!!
Sonia: ¡Abran! ¡Abran! ¡Es mi hijo!
Kouji: ¡¡¡Mamá!!! *No podía contener mis lágrimas, sospechaba que papá y el tío Richard no regresarían. Así que empecé a llorar frente a todos los que estaban allí.*
Nina: Tío, ¿dónde está papito? *Nina… Ella creció con el amor de toda la familia. Sin embargo, nunca tuvo un padre desde que nació. Y la imagen más paterna que tenía, era de mi padre.*
Kouji: ¡Perdón! ¡Perdón, perdón! Yo… yo solo pensé que sería más rápido, quería protegerlos, pero no sabía qué era esa cosa. *Todos me miraron. Mi madre había juntado a más gente y mis hermanas habían corrido para avisar a los guerreros. Mi madre, aunque perezosa, sabía cómo expresar y convencer con palabras. Trató de reunir a todos en el pueblo porque tenía un mal presentimiento, ella… sentía dolor en su corazón.*
Demian: ¿Qué fue lo que viste Kouji? *Uno de los guardias me preguntó.*
Kouji: Es… es, es… Esa cosa es un monstruo entre los monstruos. Es horrible, espantoso, es… es… —moviendo la cabeza de un lado a otro— Es feo, es, es… *Simplemente, no encontraba palabras para describir tal aberración.*
Demian: Darlo, reúne a los demás y diles que traigan sus armas. Esto es un muy mal presagio.
Merly: Mamá, trae a Kouji *Mi madre… después de escuchar lo que dije, sus ojos ya no eran los mismos. Ella sabía que mi papá, probablemente no volvería con vida.*
Sonia: —Se acerca a Kouji y con los ojos llorosos— Hijo ponte de pie, vamos a la casa.
Linnethe: —Lo cubre con un abrigo hecho de piel— Vamos hermano, sé que papá y tío están bien, seguro que los veremos después. *Nunca habría cambiado a mi familia por otra. En momentos de intranquilidad siempre nos apoyábamos, mi madre y mi padre se llevaban bien y nos enseñaban a guardar la calma en momentos difíciles. Mantener la tranquilidad en las discusiones y jamás empezar una pelea eran conceptos esenciales dentro de la familia. Él decía "En una pelea no ganas nada que sirva, o generas miedo en los demás y resentimiento, o simplemente obtienes heridas y moretones, de hecho hasta podrías quitarle la vida a alguien o que alguien te la quite a ti. Si no es para proteger o defenderte, no pelees, y si aun así lo haces, debes ser cauteloso". Además, algo igual de esencial era el respeto y el valor de nuestro compromiso, debían ser lo más sagrado para nosotros. Mi madre nos despertaba haciéndonos repetir "Cumplo lo que prometo y prometo lo que cumplo" esto significa que una promesa hecha era una promesa cumplida; por otro lado, la promesa debía ser algo que se pudiera cumplir. Sin embargo, ellos no eran perfectos obedeciendo sus leyes; aun así, siempre nos respetamos y amamos, a nosotros y a los demás, o al menos eso era lo que mi mente creía.*
Demian: Jonas, ve con Ánticu por el Jefe, dile que iremos a explorar los alrededores en busca de Dionisio y Richard. Si no volvemos en dos horas, junten al pueblo e inspeccionen los muros en busca de posibles aberturas. Cuando llegue el Jefe, sabrá qué hacer. *Demian, el hijo del Jefe. Nunca llamó papá a Brúdeo, el Jefe, siempre lo escuché referirse a él como "Jefe" desde que tengo memoria.*
*Al llegar a nuestra casa me tumbé en mi cama. Me sentía débil y aun con miedo, para alguien que ya sería un adulto en unos meses, yo, con diecisiete, sentía vergüenza. Al estar bocarriba me empecé a marear y quedar dormido. Todo se movía, como si hubiera bebido tanto como en mi primer festival; así que, me quedé dormido.*
Mientras más lo lean más bueno se pondrá, se los prometo jajajajaajaj... Tengan una sonrisa al final del día. (n_n)/