—¿Podrán tener éxito? —Esa era la misma pregunta que querrían hacer el resto de los guerreros legendarios y titulados de mascotas de batalla. Esa persona podría haber salvado el Planeta Azul con un simple gesto de su mano, pero se fue. No habían podido persuadirlo. ¿Podrían... ayudarse a sí mismos?
—Está bien. No se preocupen —Gu Siping se mantuvo tranquilo—. Yo sabía acerca de las Cuevas Profundas. Esas bestias salvajes podrían haber tenido un futuro si se hubieran quedado en las Cuevas Profundas... Pero, ya que han decidido cavar sus propias tumbas, ¡vamos a aprovechar esta oportunidad para destruirlos de una vez por todas!
Los demás quedaron atónitos.
—¿Destruirlos? —¿Quién destruiría a quién? —El mundo entero estaba en peligro en ese momento, se había confirmado la existencia de ocho bestias del Estado del Destino procedentes de las Cuevas Profundas. ¿Cómo podía Gu Siping fanfarronear en esta situación?
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