Señora Yun no esperaba que la condición de Yun Zhengyang empeorara tan rápido. Pensar que tuvo una recaída en la Mansión Chu.
Al ver la cara pálida de su esposo y su respiración irregular, no pudo evitar derrumbarse.
En la oscura noche.
Las luces de la Mansión Chu se encendieron.
—¡¿Qué está pasando?! —La Señora Chu salió con su pijama y una bata.
La Señora Yun contuvo las lágrimas y obligó a meterle la medicina de Yun Zhengyang en la boca. Sin embargo, era evidente que había perdido su capacidad para tragar.
La Señora Yun gritó en su oído:
—¡Zhengyang, Zhengyang!
El médico de la familia Chu llegó apresuradamente. Desafortunadamente, no tenía idea de qué hacer ante tal condición.
En ese momento, Chu Cichen entró con paso decidido.
Frunció el ceño y de repente preguntó:
—¿Dónde está la medicina que Shen Ruojing te entregó?
La Señora Yun señaló el cajón junto a ella.
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