Junto a Yan Xiulan y mis chicas, se han reunido otras estudiantes. Algunas miran hacia nosotros ocasionalmente. El grupo de chicos que está a mi alrededor.
–¿Debería cogerle de la mano?–pregunta uno.
–¿Cuándo debería intentar besarla?– pregunta otro.
Como mis pervertidas habían explicado, algunos están saliendo. Pero es nuevo para ellos. Se siente inseguros. Aunque yo no sé muy bien cómo puedo ayudarlos. Mis relaciones han sido hasta ahora más… ¿directas? No tengo mucha experiencia en este tipo de interacciones. Quizás mi única ventaja es que no les tengo miedo. No soy tan tímido como ellos.
–¿Y ella qué dice?– pregunto.
–¿¡Cómo le voy a preguntar a ella!?– se asusta uno.
De repente, se acerca una de las chicas. Parece un tanto indecisa. Me mira. Mira al resto. Traga saliva.
–Feng, ¿puedes venir un momento? ¿Podrías luchar con un par de mis amigas?– le pide. Se nota que intenta mostrarse decidida.
–Cla… ¡Claro Lin!– responde él, nervioso.
Ella hace intención de cogerle de la mano. Pero no se atreve y la retira. Es curioso. Él es el mismo que lo ha preguntado antes. Lo peor de todo es que los dos están en la etapa dos de Alma. Es decir, si contamos los diez años que suele costar un nivel, más otros diez para llegar, deben de tener más de veinte años. Quizás treinta. Es difícil de apreciarlo. En fin…
–Es una buena excusa para cogerle de la mano. Él no se negará. No puedes desaprovechar la oportunidad– le susurro a ella, aprovechando que pasa por mi lado.
Ella se sonroja. Pero me hace caso. Supongo que solo necesitaba un empujón. Lo coge de la mano y lo arrastra sin mirarlo. Los dos avergonzados. Son monos.
Bei Liu y Bi Lang me dan el visto bueno desde lejos. Con el pulgar en alto. ¿Cómo se han dado cuenta? Cuando quieren, son muy perceptivas.
Los otros chicos miran a la pareja con envidia. Quizás porque no tienen pareja ellos mismos. O quizás porque no han llegado ni siquiera a eso. Aunque casi todos miran de vez en cuando a mis pervertidas de reojo. No es que me extrañe. Hoy no llevan ropas que expongan mucha piel. Pero sí muy ceñidas. Se adivinan todas sus curvas. Demasiado para ellos.
El estudiante Feng pronto es emparejado con una estudiante. Su pareja lo vigila fijamente. Parece que es un poco celosa. Quizás insegura. Aunque él no es mejor. Miraba de reojo al resto cuando ella se ha acercado.
El resto de combates se van organizando. Yo pelearé si hace falta al final. Me entretengo mirando los combates. Y con mis chicas muy cerca de mí. Un par incluso demasiado cerca. Parece que quieran dar ejemplo. O solo es una excusa. Fen Huan y Pen suspiran resignadas.
–¡Buen trabajo con Feng y Lin!– me felicita Bi Lang.
–Solo les he animado a hacer lo que ya querían. A este paso, quizás se besen en unos años– me burlo un poco.
–Je, je. Ya nos encargaremos nosotras– está conspirando Bei Liu. Prefiero no saberlo.
–Por cierto. ¿Qué ha pasado a Yan Xiulan? Está actuando un poco raro– pregunto.
Curiosamente, parece estar evitándome. No lo entiendo. No ha pasado nada raro mientras peleábamos. Incluso hablábamos normal después.
–Eso queríamos preguntar. ¿Qué le has hecho?– me interroga Bei Liu.
–¡Nada! Después del combate estábamos hablando un poco sobre él, sobre que tenía que practicar un poco más. Nada extraño– me defiendo.
–¿Seguro que nada más?– pregunta Bi Lang, desconfiada.
–Nada especial. Incluso sonreía cuando hablábamos. Estaba preciosa. Le he sugerido que sonriera más– explico. No tiene nada de especial.
–Exactamente… ¿Qué le has dicho?– interviene Fen Huan con un tono un tanto suspicaz. No sé por qué.
–Esto… Que debería sonreír más, que estaba preciosa. Nada raro– aseguro.
–A veces es tan denso…– suspira de repente Bi Lang, riéndose por lo bajo.
–No tiene remedio. Eso lo explica todo– añade Bei Liu, también riéndose.
–De verdad…– niega con la cabeza Fen Huan.
–Pero, ¿qué pasa?– pregunto, desconcertado.
Me ignoran. Miro a Pen. Se está riendo. Me mira. Ríe más fuerte.
–¿Alguien me quiere contar qué pasa?– les pido.
–En su defensa, como esclavo estas cosas no pasaban– me defiende Pen. ¿O se está burlando de mí?
–Debe de ser algo innato. Un seductor natural– suspira Bi Lang.
–Quizás no es superatractivo, pero no es feo. Y tiene buen cuerpo. Pobre Lan'er. Ja, ja. Tendremos que hablar con ella– parece divertirse Bei Liu.
–¿Alguien me va a explicar de qué va esto?– insisto, viendo que me ignoran y hablan como si no estuviera allí.
–Lo dudo– responde Pen.
–A mí no me mires– aparta Fen Huan la mirada.
–¡Ni hablar!– sigue riendo Bi Lang.
–Quizás otro día– ríe también Bei Liu.
Suspiro. Ellas se ríen de mí. Les preguntaré a las chicas luego. Quizás puedan ayudarme. Miro hacia donde está Yan Xiulan. Me estaba mirando. Se gira de golpe. ¿Está enfadada conmigo por algo? Las oigo reír otra vez. De verdad…
De repente, veo acercarse a una estudiante peliverde. ¿Qué hace aquí? Su cultivación es demasiado alta.
–¡Hola! Como esperaba, eras tú. Te recuerdo que puedes venir cuando quieras a la sección de talismanes– me saluda Ye Bi –. Gracias por ayudarlas. Y a vosotras también. Soy Ye Bi. Si podéis, convencerlo para que venga a hacer talismanes. Tiene talento.
–Hola, Bei Liu.
–Bi Lang.
–Fen Huan.
–Pen.
Pen había dudado si presentarse. Pero le ha preguntado con la mirada. No la discrimina por ser esclava. Supongo que se ha dado cuenta de que nosotros tampoco. Que forma parte del grupo.
–La verdad es que me sorprende que hayáis conseguido hacer esto. ¡Incluso algunas de mis compañeras se han echado novio o tienen alguien que les gusta! Por no hablar que les habéis solucionado el infierno de las peleas de cada mes. Aunque siguen estando demasiado tímidas.
Sin duda, Ye Bi es muy extrovertida. Bastante diferente al grupo de estudiantes que tenemos un poco más lejos. Algunas la han saludado con respeto o familiaridad.
–¿Las conoces bien? Sabes, quizás podrías ayudarnos. ¿A quién le gusta quién? Estoy segura de que a ese chico rubio le gusta…– empieza Bi Lang.
Lo cierto es que pronto Ye Bi, Bi Lang y Bei Liu se ponen a discutir las posibles relaciones. Cómo conseguir hacerles pasar tiempo juntos. Vamos, están conspirando contra ellos. Pen, Fen Huan y yo las miramos desde cierta distancia.
–Si le pones qi, se tensa, se aprieta– me alcanza Pen un trozo de cuerda que sale de la ropa de Fen Huan.
–A ver…
Fen Huan se tensa. Intenta disimular. Está mirando hacia el lado contrario que el trío conspirador. Hay dolor y placer en su rostro. Dejo de poner qi. Vuelvo a poner. Lo repito unas cuantas veces. Ella aprieta los dientes para no gritar. Pen también añade qi a ratos.
–Oh, mira, que es eso– le pregunto a Pen, señalando la pierna de Fen Huan.
–La muy zorra está goteando. Seguro que tiene el coño chorreando– la critica la que se supone es su esclava. La pisa "sin querer".
–Más…–suplica en un susurro Fen Huan.
Lo está disfrutando. Es una pena que no pueda penetrarla ahora.
Mientras jugamos con Fen Huan y las otras conspiran, los combates continúan. Están dirigiendo los combates a las posibles parejas. Incluso las animan a seguir hablando después del combate. De sí mismos. A algunos se los ve avergonzados. Las tres lo están disfrutando.
Yan Xiulan pelea de nuevo contra un chico de pelo azulado. Él se rinde enseguida. Ella se ha rendido en otro antes. Curiosamente, no la animan a seguir hablando con él. De hecho, hablan con ella mientras caminan hacia mí. Me mira de repente, dándose cuenta de que estoy ahí.
–Ah… Esto… Creo que me tengo que ir ya… Gracias por todo…– se despide.
Me mira y hace un leve reverencia antes de girarse e irse casi corriendo. Tiene una actitud extraña. Aunque resulta encantadora.
–Esto no va a ser fácil– reniega Bi Lang.
–Je, je. Más divertido– se ríe Bei Liu.
Mejor no les hago caso. Dejo a Pen jugando con Fen Huan. Tengo que ocuparme de los chicos. Con mis pervertidas, apenas son capaces de encadenar dos palabras seguidas. Así que ellas me lo dicen a mí y yo a ellos. En fin…
Lo que sí es evidente es que ahora están menos aislados los dos grupos. Incluso los más tímidos se ven forzados a ratos a hablar con los del otro grupo. Ya no solo son mis dos pervertidas, o Ye Bi, sino los que tienen pareja ayudan.
Lo peor es alguien que me está vigilando a lo lejos. Es el que me dijo que me alejara de Ye Bi. ¿Es su sombra? Que yo sepa, no tiene pareja. Al menos eso ha insinuado cuando hablaba con las otras dos. Se llevan bien. Aunque se vean sean tan diferentes. Una con ropas más bien austeras. Las otras, muy atrevidas.
–¿Qué hace esa bruja aquí?– se queja Ye Bi, mirando a lo lejos.
Hay una estudiante más bien morena, de pelo morado largo.
–¿Quién es?– pregunta Bei Liu.
–Es una de las estúpidas matonas que molestaban a las chicas con las peleas obligatorias. Id con cuidado, es un poco rencorosa. Se llama Di Tao– explica Ye Bi.
–Si intenta algo, le parto la cara– amenaza Fen Huan. Pen le ha dado unos momentos de tregua.
Lo cierto es que no podemos evitar que esté ahí si quiere. Ni ella puede hacer nada. Al menos no dentro de la secta. Bueno, mis pervertidas ya no iban a salir. Fen Huan tiene su mismo nivel, y no le tiene miedo. Mmm, está una etapa por encima de mí.
Supongo que no está contenta con la situación. Se le han acabado las peleas fáciles en las que abusaba. Miro a Pen. Ella asiente. La tendrán vigilada.
Miro entonces a Ye Bi. Se me ha ocurrido algo.
–¿Sería posible conseguir algunos talismanes? ¿Cuánto costarían?– le pregunto.
–Mucho menos si los haces tu mismo, ji, ji. Ahora mismo es difícil conseguirlos por una expedición. Se vendieron todos y no quedan en reserva. ¿Para qué los quieres?– me pregunta.
Supongo que no tiene sentido ocultárselo. Tampoco es un secreto. Me acusó delante de bastante gente.
–Hay un exestudiante que, por alguna razón, cree que lo echaron por mi culpa. La última vez, intentó atacarme en la ciudad. Él no es muy fuerte, pero tenía una par de secuaces de la etapa tres y cinco de Alma. Me iría bien algo para una emergencia. Aunque sea solo para escapar.
–Mmm. Si quieres, podría darte algunos que no me han salido bien. Gastan demasiado qi, pero para tu caso serían suficientes– me propone.
–Te debería un favor. ¿Cuánto quieres por ellos?
–Por ser tú, te los regalo. Como propaganda para que te unas a nosotros. Al fin y al cabo, salieron mal– me propone con una sonrisa traviesa.
–Al menos déjame pagarte lo que costaron.
No quiero deberle un favor demasiado grande. Al final accede. No es mucho para mí. La verdad es que se gana demasiado copiando manuales.
Me son realmente útiles. Son ofensivos. Como son defectuosos, no son tan efectivos y consumen más qi. Usar dos sería mi límite. Con uno, podría distraer a uno de ellos y escapar. Seguramente herirlo. Pero si usamos cinco a la vez con la ayuda de las chicas, podríamos destrozarlos. Son un buen seguro de vida. Espero.
—————
Hemos acabado, pero me temo que habrá una próxima vez. Ye Bi se ha ofrecido a ayudar. Be Liu y Bi Lang han aceptado encantadas. Mi opinión, sea la que sea, es ignorada.
Cuando las tres están entretenidas, se acerca el pretendiente de Ye Bi. No parece contento.
–Te dije que te mantuvieras alejado de ella. Más te vale hacerme caso– me amenaza.
Se va sin darme tiempo a responder. No es como si yo hubiera invitado a Ye Bi. Y no es como si no pudiera hacerlo si quisiera. Solo espero que no me ocasione problemas.
Prometo a mis pervertidas ir a verlas luego. Ahora hay alguien que me necesita más. Alguien que es obligada a desnudarse cuando entra a su cabaña.
–Maldita zorra. ¡Estás chorreando! ¡Cómo puedes ser tan puta!– la insulta Pen.
–Ama… Soy sucia. Castígame– suplica sumisa Fen Huan
Una cuerda está atada alrededor de su cuerpo. Incluso sobre su vagina. Se estrecha con qi. Le aprieta todo su cuerpo.
–Ábrete de piernas, sucia zorra. Cógetelas. No nos hagas trabajar. No te lo mereces– sigue denigrándola, mientras saca el látigo y lo usa contra ella.
Le da latigazos mientras la penetro. Con la cuerda apretándola. Su boca abierta gimiendo. Su lengua fuera. Lo está disfrutando.
Cada vez que se corre, siente el dolor de las cuerdas. Lo que la hace disfrutar más. Acaba medio inconsciente sobre la cama. Pen la empuja con el pie al suelo. Fen Huan gime de placer de nuevo.
–Ya te has divertido bastante– le quito el látigo a Pen.
–¿Me vas a castigar?– me pregunta sugerente.
–¿Cómo debería hacerlo? Has sido muy mala– la amenazo.
Ella sonríe. Sus brazos me envuelven alrededor del cuello. Sus labios encuentran los míos. Su cuerpo se aprieta contra mí. Me siento en el borde de la cama. Ella sobre mí. Moviéndose. Haciendo que la penetre despacio. Sin dejar de besarme. De pegarse a mí. Apasionada.
Mis manos recorren su espalda. Su cuello. Sus nalgas. Mi miembro recorre su interior. Mi lengua recorre su boca. Durante un rato, somos uno. Luego nos acostamos en la cama. Abrazados. Aunque ella con un pie va pisando a Fen Huan.
–Castígalas bien a esas dos pervertidas– sugiere sonriendo más tarde, cuando me echa.
No puedo evitar besarla una última vez. Y piso a nuestra esclava masoquista, para su deleite.