El dolor de Mara no era solo por las duras palabras de Martín.
Gran parte de su dolor estaba dirigido hacia Sabrina. Sonrió, pero fue una sonrisa amarga.
La única forma de mantener a Sabrina alejada de Martín era matar a uno de ellos y Mara no estaba dispuesta a perder a Martín, lo que significaba que Sabrina debía ir a una tumba temprana.
—Martín, lo siento. Solo tenía miedo de que ya no tuvieras tiempo para mí si ella entraba en nuestras vidas, como lo estás haciendo ahora.
Martín estaba irritado y no tenía deseos de consolarla. Levantándose, habló con molestia,
—Déjame conseguir analgésicos y refrescarme. Necesito planificar mi próximo movimiento. En cuanto acabe con ella, nos iremos de inmediato.
—Está bien —asintió Mara con la cabeza y dijo, mientras una intención malvada cruzaba su mente.
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