El Barracuda, escoltado por las naves de los Gritos de Batalla, salió del Sistema Paisley sin más alardes.
Los Polvo Cuervos habían quedado atrás ya que Ves ya no requería sus servicios. Mientras los mercenarios locales ayudaban a los visitantes a obtener acceso a planetas, no poseían fuerzas espaciales sustanciales.
—Tampoco confío mucho en ellos —murmuró Ves.
Siempre tuvo la sensación de que los Polvo Cuervos mantenían informada a la facción Sangreciudadanos de todo lo que hacía. No le habría preocupado a Ves si no fuera por el reciente intento de asesinato.
Aunque cualquiera podría haber sido responsable de ordenar su asesinato, el hecho de que pudiera ser una influencia local significaba que no se podía descartar a los Sangreciudadanos. Sin importar cuán honestos actuaran los Polvo Cuervos, su influencia sospechosa continuamente despertaba sospechas.
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