Mestizo Victorioso

Sunny se balanceó un poco e hincó la Serpiente del Alma en el suelo, apoyándose en ella para sostenerse. Su respiración era trabajosa y entrecortada. La herida en su cuello ya había desaparecido, pero quedaban gotas de sangre carmesí en la superficie de ónix de su temible armadura.

A su alrededor, la multitud enloquecía.

—¡Mestizo! ¡Mestizo! ¡Mestizo!

La pelea contra la noble Reina no había sido tan salvaje y sangrienta como algunas de las anteriores, pero había sido incomparablemente más difícil. Aunque cada uno de los luchadores solo había logrado asestar un golpe, la tensión mental y el esfuerzo físico que el duelo les había exigido fue colosal. Enfrentar a un verdadero maestro de batalla era una prueba difícil.

Sunny estaba completamente exhausto... pero más que eso, también estaba amargado y lleno de furia.

—¡Maldición! ¡Casi lo tenía!