—Un Portal... hay un Portal...
Antes de que Sunny comprendiera siquiera estas palabras, estaba temblando, el miedo frío se elevaba desde las profundidades de su corazón para tragárselo entero. Esta no era una respuesta consciente, sino una reacción instintiva, algo que su cuerpo había aprendido a hacer en el pasado, el terror que todos los humanos modernos llegaron a tener en sus propios huesos.
El chirriante y ecólico repiqueteo significaba solo una cosa: ¡correr! Correr si quieres vivir, si no quieres morir de una manera tan espantosa que las palabras no podría describirla.
Pero Sunny ya no era un humano común y corriente.
Asfixiando el miedo instintivo, lo apartó y miró la pantalla del comunicador con una expresión oscura en su rostro.
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