León sacó su espada de la funda y la apuntó hacia Santiago —Joven Señor Santiago Franklin Carlson. Te desafío a un duelo.
—Jajajajaja. ¿Me desafías en un duelo? Bien entonces. Que alguien me traiga mi espada —Santiago gritó con orgullo.
Un sirviente corrió hacia Santiago llevando su espada.
—¡Dame eso! —Santiago gritó y tomó la espada del sirviente—. Miró a León con furia—. ¡Acepto tu desafío!
Santiago desenvainó su espada y la apuntó hacia León. Ambos tomaron su posición.
—¿Van a estar bien? —pregunté, pero estaba más preocupada por León que por Santiago—. Para decirte la verdad, esta es la primera vez que voy a ver un duelo.
He visto a mi abuelo practicar con sus caballeros y Ricardo. Los he visto entrenar entre sí. Pero esta es la primera vez que seré testigo de un verdadero duelo.
—No te preocupes, este es un duelo serio. Nadie va a perder la vida aquí —Guillermo me aseguró—. Pero es inevitable que sufrirán algunas heridas.
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