Sorprendida, Ella se quedó congelada. No podía entender por qué Jasper actuaba tan impacientemente. La sala estaba llena de invitados, incluyendo a Sebastián Hubbard y su familia. Las acciones de Jasper parecían extrañamente rebeldes, como si estuviera ansioso por proclamar su amor al mundo.
Jasper, notando su incomodidad, la miró a los ojos con expresión preocupada. —¿Estás bien? —preguntó, sosteniendo su cara delicadamente. Su corazón le dolía al pensar en Ella sintiéndose incómoda en la fiesta. Había estado ocupado con los invitados y no había tenido tiempo para ella. Un golpe de arrepentimiento atravesó su corazón.
La idea de que Ella pudiera haberse sentido fuera de lugar entre los rostros desconocidos lo atormentaba. Se sentía abrumado por el remordimiento de no haberle dado suficiente atención. Para compensarla, había robado algunos momentos privados con ella.
Ella, intentando aliviar sus preocupaciones, puso una sonrisa y le aseguró:
—Estoy bien.
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