Los ojos de Cristóbal se abrieron desmesuradamente alarmados, y corrió hacia ella con urgencia.
En la fracción de segundo antes de que el cuerpo de Abigail pudiera tocar el suelo, Cristóbal rodeó sus brazos alrededor de ella y la atrajo hacia él con seguridad. Su corazón latía aceleradamente al darse cuenta de las graves consecuencias que podrían haberle ocurrido a Abigail.
El tiempo se detuvo mientras se abrazaban fuertemente, sus corazones latiendo al unísono. Fue un momento de puro pánico, miedo y adrenalina.
Fuera de la casa, los sonidos de la batalla continuaban desatados. Sebastián y su equipo estaban envueltos en una feroz lucha, derribando a sus enemigos con brutal eficiencia. También había llegado el equipo de respaldo para ese momento, incrementando su confianza. Los antes exuberantes enemigos ahora huían aterrorizados por sus vidas, pero se encontraban rodeados y atrapados.
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