A medida que la luz de la mañana entraba por las ventanas, Viviana estaba sentada en la mesa del desayuno, saboreando su taza de café. Su mirada decidida seguía a Britney, que acababa de salir de su habitación, todavía adormilada, frotándose los ojos.
—Buenos días, Britney. Ven y siéntate conmigo —El saludo educado de Viviana quedó en el aire, invitando a Britney a unirse a ella en la mesa—. Ya le pedí a la empleada que te haga un jugo de limón.
Ella asintió hacia el vaso de jugo de lima en la mesa. —Toma el jugo. Te hará sentir bien.
Con un aire de autoridad, Viviana asumió el papel de ama de la casa, afirmando su presencia e influencia dentro de las paredes que Cristóbal llamaba hogar. Hizo un gesto para que Britney se sentara, su gesto llevando un tono de expectativa e invitación.
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