—¿Alguna de ustedes ha oído de Anita hoy? He estado intentando comunicarme con ella todo el día —dijo Rebeca mientras se unía a sus hijas, que se habían reunido en la casa de Lisa.
Lisa había sido dada de alta hace algunas horas, y tanto Bernice como Tiffany se habían ofrecido a hacerle compañía ya que tampoco querían estar solas en ese momento.
—Se fue anoche. ¿Quieres algo de beber? —Preguntó Lisa mientras amamantaba a su bebé.
—¿Se fue? ¿Qué quieres decir? —Preguntó Rebeca con el ceño fruncido y confundida.
—Se mudó. Decidió que no quería ser parte del drama familiar y quería empezar de nuevo, así que dejó Ludus —explicó Lisa, y Rebeca miró a las tres como si hubieran perdido la cabeza.
—¿Ella les dijo eso? ¿Ustedes lo sabían y aún así la dejaron hacer eso? —Preguntó Rebeca con dureza, y Bernice la miró con disgusto.
—¿Permitir? ¡Anita es una adulta, madre! ¿Se suponía que debíamos atarla y esperar a que tú lo aprobaras antes de dejarla ir? —Preguntó Lisa con diversión.
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