Quinn había explicado a Logan los detalles específicos del traje que quería. Elaboró sobre cómo necesitaba que se hiciera usando los cristales que había obtenido, y cómo necesitaba que lo cubriera completamente de pies a cabeza, asegurándose de que ninguna luz solar pudiera tocarlo.
Al principio, Logan tenía buenas noticias para Quinn.
—Bueno, parece que has venido con la persona adecuada —dijo Logan—. Puedo diseñarte uno yo mismo.
—¿De verdad? —Preguntó Quinn, sorprendido.
—Por supuesto, será más fácil que hacer algunas de mis otras invenciones, ya que la mayoría de ellas funcionan con cristales de bestia de todos modos. Conozco bien el tema. También el proceso de fusión que estoy utilizando es único —dijo sonriendo.
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