—Lamento haber tardado tanto en venir aquí. Quiero que sepas que nunca dudé de nuestra amistad. Simplemente estaba asustada. Todos los no muertos que conocí hasta ahora eran malas personas, y saber que eres una especie de no muerto y una Abominación me abrumó. —Friya dijo.
Quylla abrió los ojos al darse cuenta de que Friya había decidido hacerse responsable de su tardanza para no hacer las cosas más incómodas entre ella y Lith.
—No te disculpes, tener miedo es natural. Incluso yo le tengo miedo a mí mismo desde que casi mató a Solus mientras luchaba contra el Titiritero. —Lith la abrazó, agradecido a Friya solo por seguir estando allí y por no temblar con su toque.
—Vigila tus manos, grandullón, o se lo contaré a Kamila. —Dijo riéndose mientras devolvía el abrazo. —Por cierto, ¿ya decidiste qué quieres hacer con las Manos?
—¿Las mías o las de Menadion? —Preguntó Lith, poniendo una mano en su cadera y cambiando su postura como si estuviera a punto de besarla.
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