—No tiene sentido negarlo —dijo Morok—. Con tu guante elegante y todos tus adornos, me habría tragado tu actuación si no fuera por tu olor, hermano. Tienes que arreglar eso.
—¿Cómo mataste al Gólem? —Lith repitió su pregunta—. Prefería evitar explicar que no podía hacer nada al respecto. A diferencia de Morok, él no solo se transformaba, tenía dos fuerzas vitales diferentes con un olor único.
—Mi viejo se negó a despertarme, pero al menos me dio un buen regalo —Morok hizo malabares con sus armas antes de enfundarlas—. Pueden absorber y mejorar el poder de mis ojos, dándome muchos trucos.
—Los Balors son perdedores comparados con los Tiranos, evolucionamos correctamente y es solo cuestión de tiempo antes de que los superemos en todos los aspectos —Su sonrisa estaba llena de desprecio, pronunciando el nombre de su especie rival como si fuera veneno—.
—No te asustes, no soy un Balor —Lith dijo mientras asumía su forma híbrida—.
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