Los siete ojos de Lith ardían con mana y determinación. El golpe fue increíblemente rápido, pero telegrafiado. Esquivó antes de que el brazo de Treius empezara a moverse y conjuró al mismo tiempo un cojín de aire.
El puño en movimiento generó ondas de choque en el aire que Lith surfeó como una ola gracias al cojín de aire. La maniobra le hizo evitar el golpe con facilidad. Treius reaccionó girando sus caderas y apuntando el siguiente golpe a donde Lith iba a aterrizar.
Un repentino estallido de agonía hizo que errara en el blanco casi cinco metros (16'). Un segundo y un tercero lo obligaron a caer de rodillas, con el estómago retorcido en un nudo.
—Corté todos mis receptores de dolor, ¿por qué sigo sintiéndolo entonces?— Treius vio al Guardián aparecer en las manos de Lith en medio de llamas esmeraldas. Sabía que ninguna hoja podía lastimarlo, pero aun así sintió miedo.
—No lo sé.— La Estrella Negra respondió, experimentando terror por segunda vez en su vida.
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