Preparando la mesa para mamá.

Los suspiros colectivos escaparon de sus labios y abrieron sus ojos incrédulos. Un momento después, Toria se recompuso y pensó: —Debe ser la tarjeta de Rex. No solo ella, sus amigos también creían que era la tarjeta de Rex, por lo que sus corazones saltarines se calmaron un poco.

Toria pagó por sus cosas y se fue con sus amigos que no dejaban de molestarla.

—Toria, ¡ya es hora de que lleves las cosas a otro nivel con el joven maestro Rex! Esa mujer está haciendo mucho más de lo que cualquier mujer ha hecho. ¡Imagina, Rex le dio su tarjeta negra ilimitada! ¿Qué demonios significa eso? —dijo uno de ellos cuando se subieron al coche.

—Toria, estoy de acuerdo. No seas una persona sumisa y mira en silencio cómo Rex tira tu buena voluntad. Quiero decir, eres amable y has sido paciente con él a pesar de que te ha roto el corazón muchas veces. —Suspiró—. ¡Deja de comportarte como una buena esposa y habla! —Agregó la otra mujer.