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Diecisiete. La visita.

Mi visitante estaba allí esperándome en medio del vestíbulo totalmente inmóvil, mirándome con sus ojos negros.

—¿Alice? —pregunté sorprendida.

—¿Elina? —dijo con un tono extraño de alivio y confusión.

—¡Oh Alice, te extrañé tanto! —dije emocionada mientras la abrazaba, pero la solté cuando recordé el color de sus ojos. —Perdón. —Alice se encontraba totalmente rígida y se notaba que había dejado de respirar por un momento.

—No importa, es mi culpa. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que salí a cazar, pero hoy tenía mucha prisa. —

Tome a Alice totalmente emocionada de las manos y la jale hasta la sala para poder sentarnos en el sofá.

—Estoy tan feliz de verte. —dije con una sonrisa, había extrañado a mi mejor amiga.

—Yo también te extrañe, Elina, pero… ¿Podrías decirme como es que estas viva? —

Esa pregunta fue como un golpe de realidad, y me di cuenta de la razón por la que ella se encontraba aquí.

—¿Me viste caer? —pregunté.

—No, te vi ser empujada. —dijo enojada. —Le dije que algo así pasaría, pero solo dijo: "Ella estará bien, es fuerte puede contra eso y más" —dijo imitándolo. — "La dejara en paz en cuanto me vaya" "Ni se te ocurra seguir viendo su futuro" "Ya le hemos hecho suficiente daño". —termino de imitarlo. —Pero no pude evitarlo, te juro que deje de ver, pero creo que ya estoy en sintonía contigo, y no lo pensé dos veces, y tome el primer vuelo que venía hacia aquí. Sabía que sería demasiado tarde, pero no podía quedarme si hacer nada. Así que me plantee la idea de venir aquí a ayudar a tus padres de alguna forma y luego llegas tu… —sacudió la cabeza confundida. —Te vi caer, y espere y espere a que salieras. No sé qué fue lo que paso, ¿Qué paso? Estaba totalmente preocupada, ¿Te imaginas lo que Edward haría…? —

—Se nadar pero el agua me arrastro como muñeca de trapo. —dije recordando lo sucedido. —¿No viste a Jacob sacarme del agua? —

Me miro confundida.

—Bueno, si Jacob no hubiera estado ahí lo más probable es que ahorita no estuviera aquí. Jake me saco del agua y supongo que me arrastro hacia la playa, aunque de eso no me acuerdo. Según yo estuve por lo menos un minuto debajo del agua hasta que me sacaron. ¿Por qué no viste eso? —

Me siguió viendo confundida.

—¿Alguien te saco? —

—Si, como ya te dije: Jacob me salvo. —

La mire se quedó completamente quita, pensé que se había molestado de que su visión hubiera sido imperfecta. Hasta que me tomo de la mano y la olio.

Me quede congelada.

—No puede ser posible…—dijo para acercarse más a mí y olerme mejor.

—Alice… ¿Qué está haciendo? —pregunté extrañada.

—¿Con quién estabas en la calle hace un momento? Parecía que estaban discutiendo. —dijo ignorando mi pregunta.

—Jacob Black, es mi mejor amigo o lo era… ya no sé. —dije recordando la cara de Jacob enojado.

Alice asintió preocupada.

—¿Qué? —pregunté.

—Nada. —dijo. —¿Cómo fue posible que te sacara del agua? —preguntó.

—Pues… ya sabes él es… fuerte. —dije.

Alice levanto una ceja notando la renuencia de mi voz.

Estaba debatiéndome entre decirle o no. Se suponía que era un secreto que tenía que guardar. Pero luego recordé que prácticamente los Cullen ya sabían el secreto por el tratado que habían hecho con los quileutes.

—Él es… como decirlo… es como un hombre lobo. —admití. —Los quileutes se convierten en lobos cuando hay vampiros cerca. Ellos conocen a Carlisle desde hace mucho tiempo. ¿Ya estabas con Carlisle en esos tiempos? —pregunté.

Alice se me quedo viendo boquiabierta, durante un momento, luego parpadeo rápidamente para decirme:

—Bien, eso explica el olor. —murmuro. —Pero ¿También justifica que no lo viera? —puso mala cara y su frente se arrugo.

—¿Olor? —pregunté.

—Hueles fatal. —dijo distraídamente. —¿Un licántropo? ¿Segura? —

—Cien por ciento. —dije segura. —Algo me dice que todavía no estabas con Carlisle cuando había licántropos aquí. —

—No, no nos habíamos conocido todavía. —dijo aun perdida en sus pensamientos para que luego verme repentinamente con ojos dilatados y una expresión de abatimiento. —¿Tu mejor amigo es un licántropo? —

Asentí un poco avergonzada.

—¿Desde cuándo pasa eso? —preguntó.

—Bueno, soy su amiga desde ya hace tiempo, pero su primera trasformación fue hace semanas. —dije como si nada.

Me miro mal.

—¿Un licántropo joven? ¡Eso es muy malo! Edward tenía razón eres un imán para los problemas. ¿No se supone que te ibas alejar de lo peligroso? —

—Los hombre lobo no son peligrosos. —los defendí.

—Hasta que pierden los estribos. —dijo negando. —Solo esto te puede pasar a ti, Elina. Nadie debió estar mejor que tu cuando los vampiros nos fuimos de la ciudad, pero tenías que involucrarte con los primeros monstruos que te encontraras. —

No quería discutir con Alice al defender a los chicos de la manada que muy amablemente me han ayudado tanto en estar a salvo. Pero bueno al menos se tenía que enterar que no todo había resultado como Edward y su familia hubieran querido.

—No, Alice, en realidad los vampiros nunca se fueron, bueno al menos no todos. Y ese ha sido un verdadero problema. Victoria ya me hubiera matado si no fuera por los licántropos. Y si Jake y sus amigos no hubieran estado cerca Laurent me hubiera atrapado antes que ella…—

—¿Victoria? —susurró. —¿Laurent? —

Asentí.

—Cuéntamelo todo desde el principio. —dijo.

Le conté todo desde las muertes y desapariciones hasta el desastre del día de hoy. También le hable sobre la extraña flama que había visto en la superficie del agua y le dije mi teoría, le conté que Jacob me había dicho que la manada había perseguido a Victoria pero la perdieron en cuanto ella se aventó al mar. Sus ojos se estrecharon tanto pero después se tornaron en una mirada peligrosa. Continúe contándole el resto de la historia, hasta contarle sobre Harry.

—Nuestra partida no te hizo ningún bien, ¿Verdad? —preguntó Alice.

—Al principio no estaba bien, pero poco a poco he estado mejor, fue mi familia y amigos los que me ayudaron a superar su repentina partida, en especial Jacob ha sido un muy buen amigo. Al final entiendo que se fueron por mi bien y lo entiendo —

—Creo que hoy actué de forma algo impulsiva. Probablemente no debería haberme metido. —dijo.

—Bueno, ¿Quería saber si podía ser posible que te quedaras conmigo?, solo por hoy por favor. —

—Está bien, me quedare esta noche. —dijo y me miro a la cara con mucha concentración. —Tienes mal aspecto, Elina. —

—No creo que alguien se mire como modelo cuando estuvo a punto de ahogase, ¿No crees? —

—No es eso, no es algo físico, es algo más profundo. —dijo mirándome directamente a los ojos.

No sabía contestar, no creí que todavía mis ojos proyectaran eso que entristece a mi corazón, creí que ya podía actuar con normalidad y que nadie se daría cuenta de eso, creo que estaba equivocada.

El teléfono sonó sacándome de mis pensamientos.

—Deben ser mis padre. —me levante hacia el teléfono que se encontraba en la cocina con Alice siguiéndome.

—¿Hola? —contesté.

—Elina, soy yo. —dijo Jacob.

—Hola, Jake. —

—Solo quería saber si seguías viva. —dijo con amargura.

—Te dije que todo estaría bien, que no tenías qu…—

—Ya. Lo sé. Adiós. —colgó.

Solté un suspiro.

—No les alegra que este aquí. —dijo Alice.

—No, pero yo si me alegro de tener a mi amiga tan siquiera una noche conmigo, ya lo que piensen ellos es su problema. —le sonreí.

Alice me rodeo con un brazo los hombros.

—¿Y qué vamos a hacer ahora? —dijo para ella misma. —Cosas que hacer… atar cabos sueltos. —

—¿Qué es lo que hay que hacer? —pregunté.

—No estoy segura, necesito ver a Carlisle. —

—¿No te quedaras esta noche? —pregunté.

—Si tú crees que es buena idea…—dijo ella con descontento.

—Alice, sabes que nunca te obligaría a hacer algo que tu no quieres, si quieres quedarte quédate, pero si no quieres no importa, no me enojare ni nada. —le dije sincera.

—Bueno creo que puedo quedarme pero tengo que ir a mi casa por una maleta. —

—¡Oh, Alice! Eres la mejor. —dije.

—Volveré en una hora, creo que aprovechare el tiempo para ir a cazar. —

—Está bien, aquí te esperare. —dije contenta.

Me sonrió, y se fue no sin antes darme un beso en la mejilla.

Tenía varias cosas que hacer en lo que esperaba a Alice, lo primero que hice fue irme a bañar. Después de ponerme mi pijama de seda azul marino volví a la cocina, no halle indicadores de que mis padres hubieran comido antes de irse, de seguro regresarían con mucha hambre.

Me puse a preparar la cena, freí un poco de pescado, puse la arrocera e hice una ensalada rápida, en lo que el arroz se terminaba de cocer arregle la habitación de invitados, Alice no la necesitaría, pero mis padres tenían que ver que al menos se iba a quedar en la habitación.

Comí con cuidado mi cena, ya que cada vez que me pasaba un pedazo mi garganta ardía con mucha intensidad. Al final de comer me dispuse a tomar mucha agua, el agua salada que había tragado me había deshidratado.

Fui a la sala para ver si me podía distraer un rato la televisión, pero al momento en que entré a la sala Alice ya se encontraba ahí sentada en el sillón.

—Wow, llegaste muy rápido. —dije asombrada. —Te prepare la habitación de invitados. —avise.

—Gracias. —contestó.

Me senté a un lado de ella y apoyé la cabeza en su hombro. Ella me abrazo.

—Hay Elina, ¿Qué vamos a hacer contigo? —

—Nada. —dije sincera. —Te puedo asegurar que estuve esforzándome mucho para llevar una vida normal, y te juro que por un momento lo pude lograr. —

—Si lo sé. —

—¿Sabe Edward que estas aquí? —

—No. —

—¿No están todos juntos? —

—No todos, el llama de vez en cuando. —

—Oh. Me dijiste que volaste hasta aquí, ¿Dónde estabas? —

—Estaba en Delani. Visitando la familia de Tanya. —

—¿Jasper vino contigo? —

—No está de acuerdo en que me meta. Prometimos que…—dejo de hablar. —Crees que a tus padres le importe que me quede. —dijo preocupada.

—No les importara a ellos les agradas. —

—Bueno eso lo veremos ahora. —

A los pocos minutos de que Alice dejo de hablar se escuchó el sonido de un auto acercándose y luego estacionándose en la entrada. Me levante y me apresure a recibir a mis padres.

Mi padre venia con los hombros caídos y la mirada en el suelo, y mi madre venia abrazándolo por un costado. Avance para encontrarme con ellos, y en cuanto mi padre levanto la vista para verme lo abrace y el devolvió el abrazo con fuerza.

—Siento mucho lo de Harry, Appa. —

—Lo vamos a extrañar mucho. —murmuró.

Voltee a ver a mi madre y pregunte:

—¿Cómo lo está llevando Sue? —

—Parece aturdida, como si aún no procesara todo lo que paso. Cuando no vinimos Charlie estaba con ella…—mi madre suspiro. —Esas pobres criaturas. Leah es un año mayor que tú y Seth solo tiene catorce…—dijo sacudiendo la cabeza.

Mi madre volvió a abrazar a mi padre y empezamos a caminar hacia la entrada.

Creo que sería mejor avisarles sobre la inesperada visita de Alice.

—Appa, Omma, ¿A que no adivinan quien vino? —

Me miraron sin comprender, mi madre volteo a ver el mercedes que estaba al otro lado de la calle, pero antes de que pudieran decir algo Alice ya se encontraba en la entrada.

—Hola, Señores Yorkie. —dijo con voz apagada. —Siento venir en un mal momento. —

—¿Alice Cullen? —preguntó mi madre.

Mis padres la miraron, como si dudaran que estuviera ahí.

—¿Alice, eres tú? —preguntó mi padre.

—Soy yo. —confirmo. —Solo pasaba por aquí. —

—¿Estas con…? —preguntó mi padre.

—Vine sola. —interrumpió ella.

Alice y yo supimos inmediatamente por quien preguntaba. El brazo de mi padre me apretó con fuerza y mi madre lo miro angustiada.

—¿Se puede quedar? —pregunté.

—Claro. —dijo mi padre alegre una vez que se cercioro que solo era ella la que había venido. —Estamos felices de volverte a ver, Alice. —

—Lo mismo digo, señor Yorkie. Y me quiero disculpar por venir en un momento de lo más inapropiado. —

—No, en realidad es lo mejor. Vamos a estar muy ocupados haciendo lo que podamos por la familia de Harry, será estupendo Elina tener algo de compañía. —dijo mi madre.

Caminamos hacia la entrada, y fui directamente a la cocina para poder servirles la cena a mis padres.

—Appa, Omma. —los llame. —Les puse la cena en la mesa. —

—Gracias, cariño. —me agradecieron.

—De nada. —les sonreí.

Alice regreso al sofá y yo la seguí. Esta vez fue ella la que me atrajo a su hombro.

—Te miras cansada. —dijo.

—Si, casi ahogarme causa eso en mí. —dije en un susurro para que mis padres no me oyeran y se preocuparan. —Oye, ¿Qué pensara Carlisle de que este aquí? —

—No lo sabe. Esme y el están de caza. Sabre algo de ellos cuando regrese en unos días. —

—No le dirás que estuviste aquí, ¿Verdad? —

Ella capto rápidamente que no estaba hablando de Carlisle.

—No. Me mataría. —dijo triste.

Solté una risita cansada.

La verdad no quería dormir, prefería quedarme toda la noche despierta para poder hablar con Alice. Quería recuperar los momentos que estuve separada de mi mejor amiga. Se me hacía raro que aun estuviera cansada después de haber dormido gran parte del día en el sofá de Jacob, pero la experiencia que había vivido me había dejado exhausta.

Me desperté temprano, después de una buena noche de sueño, sintiéndome totalmente descansada pero con los músculos adoloridos. Estaba acostada en el sofá y arropada con una de las cobijas que tenía en mi cuarto y podía escuchar un poco de la conversación que Alice tenía con mis padres. Parecía que mi madre le había hecho el desayuno.

—Díganme, señores Yorkie, ¿Tan malo fue? —pregunto Alice en voz baja.

—Bueno, cariño. —comenzó mi madre con un suspiro. —Los primeros meses fueron duros. —

—¿Si podrían contarme todo? Quisiera saber que ocurrió después de que nos fuimos. —

—Nunca la habíamos visto tan mal como en los primeros días, ni siquiera con sus antiguos novios. —dijo mi padre. —Me sentía totalmente impotente, no sabía qué hacer para que mi niña se sintiera mejor. —

—Pero logro superarlo, ¿No? —

—Claro que sí, mi princesa es muy fuerte, aunque había momentos en los que temíamos que se fuera a desboronar y se hundiera en la histeria, había días que ni siquiera sonreía. Pero de un día para otro parecía más recuperada, se inscribió a clases de baile y busco un empleo. —conto mi madre.

—Eso es bueno. —dijo Alice.

—Si, además ha estado mucho mejor desde que empezó a juntarse con Jacob Black. Al volver a casa se le notaba más feliz de lo que ya era. El chico tiene alrededor de un año menos que ella y creo que Elina siempre ha pensado en el cómo un amigo, pero algo me dice que ahora lo ve como algo más. —dijo mi padre como un aviso de que tenía a alguien más y que la tarea de Alice era comunicársela.

—{No creo que le haya dado la idea equivocada a Jacob, que mentiroso es mi Appa.} —pensé.

—Jake es muy maduro para su edad. —continuo mi padre. —Ha sido bueno para mi niña. —

—Es bueno que pueda contar con él. —dijo Alice.

—Alice, me alegro mucho de que este aquí y estoy seguro de que mi Elina está más que contenta, pero quisiera saber algo… ¿El vendrá? —pregunto mi madre preocupada.

—Ni siquiera sabes que estoy aquí. La última vez que hable con él estaba en Sudamérica. —dijo Alice con voz suave.

—Wow, al menos espero que la esté pasando bien. —dijo con sarcasmo mi padre.

—No creo que deba hacer suposiciones señor Yorkie. —dijo Alice con voz más dura y seria.

Se escucho como alguien se levantaba y luego el grifo se abrió. No parecían que fueran a seguir hablando así que simule como si me estuviera levantando.

Me senté en el sofá haciendo el mayor ruido posible y bostece.

—¿Alice? —la llame.

—En la cocina, Elina. —contesto Alice.

Fui a la cocina y me senté a un lado de Alice, recibiendo un plato con el desayuno de parte de mi madre.

Al poco rato se tuvieron que ir, ya que ellos le iban a ayudar a Sue Clearwater junto con Charlie Swan hacer los arreglos para el funeral.

Alice me conto que Carlisle trabajaba en las noches en Ítaca y enseñaba medio tiempo en la universidad de Cornell. Esme estaba restaurando una casa del siglo XVII, un monumento histórico de la ciudad. Emmett y Rosalie se habían ido unos meses de luna de miel a Europa, pero ya habían vuelto. Jasper también estaba en Cornell estudiando Filosofía. Y Alice había estado investigando sobre la información que casualmente había descubierto la primavera pasada.

Había dado con el manicomio en donde la habían tenido en los últimos años de su vida humana.

—Mi nombre era Alice Marie Brandon. —contó serena. —Tenía una hermana que se llamaba Cynthia. Su hija, mi sobrina, todavía vive en Biloxi. —

—¿Y supiste porque estuviste internada ahí? O ¿Por qué tus padres llegaron hasta ese extremo? —

Sacudió la cabeza.

—No he logrado averiguar nada sobre eso, en los periódicos y las fichas de la época no llega a anunciar nada, ya que mi familia no pertenecía al círculo social del que hablaban los periódicos. Solo logre encontrar un anuncio de compromiso de mis padres y el de Cynthia. Se notifica mi nacimiento y… mi muerte. Encontré mi tumba, y también encontré mi hoja de admisión al manicomio. La fechas coinciden. —

No sabía que decir, pero después de un pausa Alice decidió hablar de temas más superficiales.

Hablo de que toda la familia estaba junta de nuevo, menos por uno, para pasar en Delani, con la familia de Tanya, las vacaciones de pascua.

Alice y yo seguimos hablando sobre cosas triviales. La había extrañado tanto, y se notaba en mi rostro, en ningún momento desapareció mi sonrisa y tampoco la de ella.

Mis padres no regresaron hasta muy tarde y parecían cansados. Me habían dicho que regresarían otra vez en la mañana a la reserva para el funeral de Harry así que se acostaron pronto no sin antes decirme que Eric se estaba quedando con unos amigos.

Esa vez, en vez de estar platicando en el sofá Alice y yo nos trasladamos a mi habitación, hablamos hasta muy tarde hasta que me quede dormida.

En la mañana me levante temprano, ya que la luz me dio directo en los ojos haciendo que me despertara. Baje junto con Alice y me hice el desayuno, y dándole a Alice una taza de café para que disimulara.

Mis padres bajaron aproximadamente una hora después vestidos formalmente y de negro. Nos dieron los buenos días, desayunaron algo rápido y se fueron.

—¿Y qué vamos a hace hoy? —preguntó Alice.

—No sé. ¿Ves algo interesante? —

Ella sonrió y negó.

—Aún es muy temprano. —

Todo el tiempo que había pasado en La Push había hecho que no atendiera bien mi cuarto, y las demás partes de la casa que eran mi responsabilidad.

Empecé por el baño de mi cuarto. Mientras trabajaba en la limpieza del baño Alice se había recargado en el marco de la puerta haciéndome preguntas sobre "Nuestros" compañeros de escuela y de las cosas que habían pasado en su ausencia. Le conté todo de lo que me acordaba.

Estaba de rodillas restregando a fondo la bañera cuando sonó el timbre de la puerta.

Mire a Alice, su rostro tenía una expresión de perplejidad y preocupación hizo que me preguntara quien podría ser.

—¡Ya voy! —grite cuando el timbre volvió a sonar.

—Elina. —me llamo Alice con frustración cuando salimos de mi habitación. —Creo saber quién puede ser y creo que es mejor que me marche. —

—¿Crees? —pregunté.

—Si es una repetición del fallo de mi visión debe ser Jacob o alguno de sus amigos. —

Me le quede viendo confundida.

—¿No puedes ver a los hombres lobos? —

Ella hizo una mueca.

—Eso parece. —

Estaba irritada por ese hecho, muy irritada. El timbre volvió a sonar esta vez con más insistencia.

—No tienes que irte, Alice, eres mi invitada después de todo. —dije.

Rio sin ganas.

—Confía en mí. No creo que sea buena idea que Jacob Black y yo estemos en la misa a habitación. —

Me dio un beso en la mejilla y corrió a través del pasillo hasta la ventana que daba al patio trasero.

El timbre volvió a sonar.

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